"Idolitos"

Figurillas en el Cerro Verde de Carbonero Jacales.


Para algunas culturas mesoamericanas los cerros eran sagrados, cuestión que con cambios sigue existiendo hasta la actualidad. Existen muchas y muy variadas historias alrededor de los cerros de la Sierra Madre. La cultura local en la región de  Huayacocotla - Chicontepec, es riquísima, pues se encuentra aderezada con la presencia de cuatro grupos étnicos diferentes, sus prácticas se entrelazan y se vuelve confuso definir los límites entre lo mesoamericano, y lo judeocristiano. En el caso del culto a los cerros, existen multitud de historias. Estas historias se encuentran tanto en las comunidades indígenas como en las mestizas. En el caso del Cerro Verde que se encuentra ubicado en el ejido de Carbonero Jacales son numerosas los relatos que giran en torno a él.

Un grupo de música tropical de la comunidad de Carbonero es compositor e interprete de una canción llamada “El Cerro Verde”· y la cuál nos ubica algunos de los elementos de los cuales hablamos.


Llegando a mi pueblo se encuentra el cerro verde
Dicen que allí sale una víbora que muerde
Cuentan los viejitos que hay muchos idolitos
Que unos son muy grandes y otros son chiquitos

Cuenta mi abuelita que una ocasión
Una señorita desapreció
Y la señorita color de sandía
Vino apareciendo como a medio día

Cuídense bien, muchachas bonitas
Porque también, yo soy un idolito
Con la mirada me llevo a cualquiera
Y nomas por un ratito

*Alfonso Berriel

La canción resume de manera elocuente las ideas que en diferentes grados se encuentran presentes en las comunidades de Huayacocotla respecto a los cerros y la víbora.  Alguna gente, sobre todo la de más edad, de Huayacocotla considera que andar por los cerros es “algo peligroso” puesto que ellos te pueden “encantar”, queda más claro en el siguiente relato.

"Una vez iba yo a dejar de comer a mi marido que estaba en el cerro cortando madera, cuando en un de repente como que ya no estaba allí, sino que estaba como por Vinazco, que era como un río muy grande, y luego anduve caminando, y no daba ya para donde estaba el señor, vueltas y vueltas hasta que, como que entre sueños oía yo unos mazazos, como que se fueron haciendo más fuertes, hasta que, como que me quitaron un velo y así (enfrente) estaba este el hombre con su hacha. Él ni cuenta se dio."

El cerro donde relata doña Rosa que sucedieron estos hechos es el mismo al que refiere la canción arriba aludida, y es de todos conocido que en él se encuentran figurillas de barro enterradas a lo que la gente llama “idolitos”. Éstos, son regularmente representaciones de animales o pequeños jarros y recipientes de diversas formas. La referencia obligada del cerro es que en él se encuentran “idolitos” razón por la cual se refuerza la creencia que en él te pueden “encantar”


Otro cerro que presenta estas características es el cerro del Toro, donde hasta hace poco “se encontraba uno, racimos de tortillas o pollos”·dicho cerro se encuentra entre las comunidades del Naranjo y Tenantitlán y en él “te puedes quedar encantado” En este mismo cerro se dice que el 24 de junio se escucha un campana.

Por otro lado, relacionado a su vez con el cerro, encontramos a otro personaje que es la víbora, retomemos las palabras de Doña Julia Pazarán:

"Mi cuñada Praxedis dice que se le ha aparecido una víbora dos veces, una de día y otra de noche, dice que la víbora es negra con polvo de oro y sus ojos como de “cona”. La primera vez de noche y vio a la orilla de la carretera una víbora grande, gruesa y larga, que volteó a verla y luego se fue para abajo, pero se fue haciendo chiquita y luego desapareció. La segunda vez era de día y la vio y se fue como si hubieran descargado un costal de botes y desapareció, ella dice que no sabe si es dinero o encanto."

La víbora tal como dice la canción y el relato de Doña Julia es un ente que aparece en el cerro puesto que en este último relato se le ubica “a la orilla de la carretera” y la carretera se encuentra en la falda del Cerro Verde.


Parece que la víbora también tiene el poder de encantar o acaso ella misma es un encanto, por lo que refiere la cuñada de Doña Julia. Además en el relato aparece un nuevo elemento, ella “no sabe si es dinero o encanto” cuestión que habría que retomar puesto que la relación dinero – encanto, se asemeja a otra relación: dinero – fuego.

Todos estos elementos requieren de un análisis detallado, cuestión que está a la espera de ser concretado.

Alejandro Durán Ortega


Las figurillas, puntas de flecha y jarros, que están en las imágenes las poseen varios habitantes de Carbonero, agradezco profundamente su disposición para que las pudiera capturar.






Comentarios

  1. muy interesante, me gustaría explorar el lugar...

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  2. Chévere! Qué relatos tan llenos de elementos para el análisis comparativo con otras comunidades.
    Saludos!!!

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