Rumbo a la Servidumbre
Mi madre, Segunda de izquierda a derecha En dos gallinas y una guajolota consistió la comida con la cual se celebraron los 15 años de mi madre, Cinco días después, aquella ranchería donde se realizó la comilona, quedó atrás y sus pies se asentaban ahora sobre avenida Insurgentes y la calle de Álzate. Mientras que sus necesitadas pisadas se dirigían a la servidumbre, la Segunda Guerra Mundial había concluido y se estrenaba la Guerra Fría. En México, el Partido Popular nacía de la mano de Vicente Lombardo Toledano, y Jorge Negrete, triunfaba en cine con la segunda versión de “Allá en el rancho grande”. Todo ello, era el contexto de mi madre, en ese 8 de julio 1949. Aquella jovencita llegaba a la ciudad con una trenza cuya punta acariciaba sus corvas, muestra de su mocedad y una tez blanca y recia de su pasado indio-español-criollo-mestizo. (¿Qué otra cosa somos en esta vieja América?) Arribaba juntando sílabas, pero sin juntar palabras, porque aunque había asistido hasta tercer año