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La pierna de la abuela de Malcolm el de en medio y la de Santa Anna también en el medio.

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  Pocos productos televisivos gringos me han sido atrayentes en verdad. Se debe tal vez a ese sentimiento anti - gringo que poseíamos los de mi generación y los de mi clase, clase baja de la Ciudad de México. y que sigue aflorando en mí de vez en cuando. El sentimiento de rechazo a lo gringo, era en los años setenta y ochenta, resultado de la educación de una generación anterior, y la confrontación con el otro, ese “güero” del norte que nos había quitado medio territorio y ahora pretendía quitarnos la lengua y las formas. Dada esta lucha simbólica, el rechazo a lo anglosajón era trascendente como base de una endeble y siempre en construcción identidad mexicana. Pero, en fin, que de vez en cuando alguna serie gringa te atrapaba. Conmigo, ha sido el caso de “los años maravillosos”, “los Simpson”, Dr. House, La teoría del Bing Bang y por supuesto Malcolm el de en medio. El episodio 14 de la sexta temporada de Malcom el de en medio presenta a una abuela de Malcolm que salva a su nieto

La Paradoja del deterioro ambiental y el sesgo optimista

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  Hay en estos tiempos, algo que he llamado la paradoja del deterioro ambiental y el sesgo optimista. La idea sostiene que la mayor parte de la población mundial vive en un juego de espejos que imposibilita una mirada plena sobre el peligro de su desaparición como especie. En palabras llanas; si sabemos que nuestro único hábitat necesario para sobrevivir como humanos está en peligro, ¿por qué demonios no hacemos nada? O bien ¿por qué lo que hacemos, no está funcionando? Vayamos por partes, tradicionalmente, el mundo occidental, había formulado una separación tajante entre el ámbito de la cultura y la naturaleza. Es bien sabido que la cultura se consideró en cierta medida como el alejamiento de lo natural.   Berger y Luckmann, por ejemplo, en su texto, “La construcción social de la realidad” comienzan diciendo que, a diferencia de los animales, el humano no posee un hábitat propio y por ello se ve en la necesidad de construirlo. A esta construcción la llamamos “cultura”. Partamos de

¿Qué esconde Bernarda Alba en su casa? Apuntes sobre la obra de García Lorca

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Es común pensar que la obra de teatro “la casa de Bernarda Alba” trata sobre los enredos, enfrentamientos y duelos amorosos y sexuales que se dan dentro de la casa de Bernarda; mujer madura cuya actividad principal parece ser, sostener las apariencias ante unas convenciones sociales altamente demandantes. Lo que sucede allá adentro no se debe saber. Es cierto, el texto puede leerse de esa manera. Cinco hijas, una madre, una abuela y un hombre en medio de todo, hombre, por cierto, que no aparece nunca en el texto, diciendo “esta boca es mía.”   Una España rural, que bien puede ser cualquier pueblo hispanoamericano de antes o de hoy y donde, “el qué dirán” tiene mucho peso social.   Por otro lado, en todo ese enredo un personaje que aparece tres veces en toda la obra, es desde cierta óptica, la clave de todo este asunto. La anciana madre de Bernarda aparece primero como mera referencia, la tienen sujeta debido a su condición de locura y ha escapado de donde la tienen sujeta, durante el

Escribir, leer momentos

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  “¿Cómo es que se te ocurren tantas cosas para escribir?” me preguntó una querida amiga y, en aquel momento no respondí, pero ahora pienso que… es que a veces, sólo a veces, la tristeza, o el amor, o el odio, la euforia, por mí mismo, por los otros y por todo lo demás que ocupa el tiempo y el espacio, es tan grande, que no dejo de sorprenderme al ver el grado en cómo, algo que no tiene presencia física, puede tener tal poder. De ahí vienen las ideas sobre la escritura; de intentar capturar esas cosas inasibles, y en el proceso de revisión de un texto, uno sólo intenta ver si en esas letras existe un guiño que de sentido a esa curiosa relación entre el yo y aquello que lo controla, o si se quiere, condiciona. Curiosamente más que en lo que escribo, es en lo que leo donde se haya de forma más nítida esa realidad. De esta manera, es cien veces mejor ser lector, que escritor. Un lector es un intérprete, expositor y resolutor momentáneo de esas realidades indescifrables. Afortunadamente

Janitzio Villamar e “Imagínate cómo besa”

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  He criticado a cierto tipo de poesía que pretende ser erótica usando cada tres párrafos palabras como "verga", "vulva" o "nalgas" y, que por mucho rayan en la vulgaridad y generan algunos sentimientos, más bien de rechazo y para nada eróticos. Lo mismo pasa con una serie de escritores que pretenden emular a Bukowski tan sólo por usar lenguaje soez. En fin, cada quien su pluma y sus gustos literarios. Hay, en cambio, en “imagínate cómo Besa” un sabor de largos deseos que uno no sabe cómo explicar. Me ha sorprendido sobre manera el libro de Janitzio, se trata de una obra que atrapa al apetito en ritmo, un ritmo tan claro, que aún ante la ausencia intencionada de algunos fonemas, el lector no pierde el norte; o quizás esa misma ausencia son la estrella polar que guía la lectura. La repetición de algunas palabras y fonemas asemejan a un gran tambor chamánico que guían a quien lo lee y lo hacen atravesar sendas mágicas que algunos conocemos por otras bata

Revistas estudiantiles en la Universidad Veracruzana y en la ENAH

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  Asistí antier, invitado por una alumna a una presentación de revistas de estudiantes de Letras Hispánicas de la Universidad Veracruzana. Los muchachos cursan el tercer semestre y el ejercicio se realizó a petición de uno de sus profesores que, si mal no estoy, imparte la materia de literatura hispánica en el siglo XIX. El entrenamiento fue exitoso si se piensa en que los estudiantes se ocuparon de formar una revista desde cero; el proceso para ello, no es nada sencillo. Lo sé porque hace algunos años fui testigo como en la Escuela Nacional de Antropología e Historia surgía “Voragine, Versión Etnohistórica,” comandada por una serie de etnohistoriadores en ciernes que pujantes llevaron a cabo esa tarea. Entre ellos recuerdo a Rodrigo Hernández Sandoval, Aaron Velázquez, Cristina Masferrer, y otros más. Desconozco si aquella revista sigue viva, se formó en el primer año que fui Jefe de Carrera y me siento orgulloso que haya surgido en ese momento; sin embargo, he de decir que, a difer

Xalapa y Casa Doña Falla

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  El día de ayer asistí a la conferencia que impartieron el Arquitecto Abraham Broca y mi querida amiga Esther Mandujano García. La cuestión giró en torno a la rehabilitación de una de las casas más emblemáticas de Xalapa conocida como casa “Doña Falla”, hipocorístico de “Rafaela”; y es que Rafaela Murillo Pérez era el nombre de una de las dueñas de dicha casa. En fin, que aquella me recordó cómo los wixárika, establecen los tukipas, siempre pensando en puntos cardinales ancestros y cosmología. Siendo una casona de gente acomodada económicamente, se logró una maravilla arquitectónica, aunque claro está, no siempre lo segundo es resultado de lo primero, antes, al contrario, luego se observan casonas con mucho mal gusto, pero con harto dinero. La arquitecta Esther Mandujano, el poeta Sergio Alarcón  y un servidor Casa Doña Falla, tiene alma, esa alma emergió del emblemático lugar donde fue construida, pero que se posibilitó gracias a las luces del Ingeniero José Barroeta y que vino a con