Ave en mi ventana

 


Te posas en mi ventana y no sé qué decirte; más aún, no sé qué me indicas. Pretendo que sólo buscas cobijo por la cálida lluvia, pero en realidad tu pluma impermeable se extiende arropando mi voluble pensamiento. Te acicalas y el movimiento me abstrae por un momento. Se esfuman entonces las demandas de falso éxito que me atribulan, desaparece el deseo de trascender que a todo humano le acaece frente a la muerte. Todo está ahí, nítido en tu plumaje y meciéndose en tu movimiento, no necesitas nada y no deseas nada, porque ya eres.

Alejandro Durán Ortega

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