La Paradoja del deterioro ambiental y el sesgo optimista
Hay en estos tiempos, algo que he llamado la paradoja del deterioro ambiental y el sesgo optimista. La idea sostiene que la mayor parte de la población mundial vive en un juego de espejos que imposibilita una mirada plena sobre el peligro de su desaparición como especie. En palabras llanas; si sabemos que nuestro único hábitat necesario para sobrevivir como humanos está en peligro, ¿por qué demonios no hacemos nada? O bien ¿por qué lo que hacemos, no está funcionando? Vayamos por partes, tradicionalmente, el mundo occidental, había formulado una separación tajante entre el ámbito de la cultura y la naturaleza. Es bien sabido que la cultura se consideró en cierta medida como el alejamiento de lo natural. Berger y Luckmann, por ejemplo, en su texto, “La construcción social de la realidad” comienzan diciendo que, a diferencia de los animales, el humano no posee un hábitat propio y por ello se ve en la necesidad de construirlo. A esta construcción la llamamos “cultura”. Partamos de