CRÍTICA AL NEW AGE POSMODERNO: MERCADOS, PAISAJES, APARADORES Y CONSUMIDORES


Miguel Ángel Adame Cerón


Miguel Ángel Adame Cerón es Licenciado en Etnología y Doctor en antropología por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), Profesor-Investigador Titular de Tiempo Completo adscrito a la licenciatura en Antropología Social (ENAH-INAH). Miembro del SNI (Conacyt) y del PRODEP (SEP). Coordinador, editor  y autor de los libros: Éxtasis, misticismos y psicodelias en la posmodernidad (Taller Abierto, 1999),  Ensayos de Antropología e historia de la alimentación en México (Navarra, 2012), Rituales y Chamanismos (Navarra, 2012), los dos Tomos de Ecosalud y antropología de las medicinas alternativas y tradicionales (Navarra, 2013), y Crítica de la vida cotidiana y contracultura juvenil (Itaca, 2014)
[…] Porque es algo vaporoso, que uno no percibe pero que se respira en la cultura, porque la New Age recoge elementos de culturas ajenas a ella y los integra. […] La New Age  es la espiritualidad del hombre light, recoge lo que ya está, puede decirse que es la principal religión porque recoge la sensibilidad que está en la mentalidad del hombre y la mujer contemporáneos, la expresa religiosamente, por eso encaja tan bien. Roberto Bosca
Estamos creando una nueva Super Religión en la que la gente está continuamente buscando los supuestos nuevos líderes espirituales de la Nueva Era y el crecimiento personal, que organizan continuamente conferencias y simposios sobre temas espirituales. New Age está de moda, ya no hace falta nombrar la marca. Vende sola. Como si se tratara de ir al cine a ver la nueva película de un actor famoso. Macarione




O. Este artículo lleva a cabo un breve flaneur o paseo por las características, manifestaciones y significados de lo que se conoce como New Age o Nueva Era, fenómeno sociocultural y económico mundial de amplio espectro emergido y sustentado como tal en la posmodernidad (y ahora en la hipermodernidad). Por tanto, vinculado a sus premisas y expansiones sustentadas en un «cuerpo de experiencias» (estructura de pensamientos y sentimientos) sui generis, donde destacan el individualismo, el placer inmediato, el vacío existencial, los microrrelatos, la validez y legitimación de los actos, el elogio a la diversidad, la estetización  de todo lo vivido y experimentado, el relativismo über alles (ante todo), la incredulidad hacia las grandes utopías, hacia los metarrelatos y hacia los proyectos revolucionarios, el consumismo heteróclito, etcétera. La hipermodernidad es la exacerbación de estos rasgos catapultados por la cibernetización tecnologista (Adame, 2013c: 22-29).
Precisamente el gran campo espacio-temporal intermediador (siendo la acumulación del capital el productor-reproductor central a partir el dispositivo plusvalórico) que sostiene y dinamiza contradictoriamente la post-hiper modernidad y por tanto la New Age es el «mercado mundial» global-local capitalista; alimentado y al mismo tiempo alimentador-modelador de esos corpus de experiencias, sensibilidades, ethos y estilos.

Este texto hace un sintético recorrido paisajístico (Appadurai, 2001[1]) que flanea, se asoma y analiza críticamente las multivariadas vitrinas y productos (mercancías) de la New Age, pero también observa y reconoce a sus creyentes, consumidores, pacientes, clientes y representantes neoagerianos. Empecemos, pues,  nuestro corto paseo exploratorio crítico:

1. El Mercado Mundial capitalista del siglo XXI, en efecto, se ha hiper globalizado, pero no se ha hiper homogeneizado sino que con ciertos niveles de homogeneidad (las trasnacionales que se fusionan, que se alían, que se compran unas a otras y que hacen valer sus “estandares” y  “marcas”); se ha diversificado y se ha hibridizado, pero sabe rehacer y reconocer sectores y nichos. Con la llegada del neoliberalismo, la digitalización y la posmodernidad,  «todo lo sólido ha sufrido desvanecimientos»: los Estados, las instituciones públicas, las grandes ideologías, las religiones convencionales, etc.
Así, el llamado mercado de la nueva espiritualidad, de la nueva religiosidad, de la  pararreligiosidad o de la New Age, ha funcionado en buena medida para paliar, dar alternativas y menús, consolar y re-consagrar a los sujetos colectivos e individuales en sus vínculos externos e internos: con el kosmos, con la naturaleza, con sus marcos de referencia, con sus identidades, con sus socialidades y con sus yoes o selfs (cuerpos-mentes).



2. Se trata de un mercado complejo donde han operado y operan procesos de producción, intercambio, distribución, circulación, trasnacionalización, re-territorialización y relocalización (donde las “raíces” se han trasplantado y se han puesto “en movimiento”; Argyriadis, et. al., 2008). La new age se manifiesta en redes, galaxias, nebulosas, movilidades, circuitos, neo peregrinaciones, nuevas mecas (como Tepoztlán, Morelos, que hemos investigado, Adame, 2013a), nodos, etcétera, y se ha trenzado íntimamente con fenómenos “posmo paisajísticos” del turismo, de las industrias culturales, de los viajes, de la cultura mainstream[2], del soft power[3], de los vínculos urbano-rurales, del ambientalismo, del entertainment, de la espectacularización, de la disneylandización, de las religiones oficiales[4], la religiosidad popular, de la neo-paisajización, del mundo cyber-mediático y de los servicios y consumos para la salud, el relax, la autoayuda y la superación personal.
Las mercancías-productos-bienes materiales, digitales, mentales, sociales, simbólicos y etéreos del New Age provienen de todas las épocas históricas, de todas las áreas-regiones geográficas del planeta, de todas las culturas, religiones y religiosidades; son entre otras expresiones mercantiles: ashrams, templos, iglesias, estructuras piramidales, centros holísticos, spas, rituales/ritualidades, astrologías, cultos, danzas, oraciones, creencias, cosmovisiones, consultas, multi-terapias, medicamentos, enteógenos, cuarzos, plantas, mancias, horóscopos, diagnósticos, músicas, saberes, textos, conocimientos, medicamentos, limpias, esencias, amuletos, inciensos, mandalas, ángeles, símbolos, mudras, gimnasias, meditaciones, tradiciones, espiritualidades, etc., etc.

Se presenten como paisajes, aparadores, productos, ofertas, opciones y servicios combinados, reconstituidos, revitalizados, a la manera de nuevos movimientos religiosos, de subculturas, de religiones recargadas, de sectas, de grupos, de colectivos, de espacios de expresión corporal, de centros de sanación, de congresos, de lugares de encuentro, de ferias, de exposiciones, de actos litúrgicos, de actitudes devocionales, de nuevas experiencias, etc.,  en fin,  de renovadas y nuevas formas y maneras de sacralidad y de ideologías aúricas permeadas y atravesadas por el fenómeno del mercado, de los circuitos,  de los nodos y de los líderes, avatares, maestros y gurús, etc. posmodernizados: es decir, mercantilizados bajo los signos geo-culturales mundializados.

3. A nivel del consumidor o del individuo, las opciones (ofertas) espirituales (a modo de directorios, menús o cartas), llenan y palían sus vacíos, sus nuevas culpas, sus nuevos dioses, sus neurosis, sus depresiones, sus desprotecciones, sus identidades queer, sus seres yoicos, sus narcisos; en fin, su corporeidad y su Psi debilitados o vulnerables: susceptibles a esas ofertas.
La glocalización del capitalismo y sus tendencias mundiales a través de neoliberalismos, posmodernismos e hipermodernismos (e incluso fundamentalismos, integrismos y “guerras religiosas”) han empujado a esa versatilidad, conectividad polivalente y a ese desencuentro y re-encuentro de los yoes que aspiran a sobrevivir,  a afianzarse, a tranquilizarse en medio de los desmembramientos, de las fuzzycidades (Coronado y Hodge, 2004[5]), de las incertidumbres, de las inseguridades y la pérdida de identidades mayores, medias y minis: se imponen las neorreligiosidades micros e individualizantes en búsquedas más o menos ansiosas de esos re-liges.
Y no es que en las épocas anteriores no haya sido el interés individual elemento clave en la búsqueda de religiosidades, espiritualidades y contactos místicos con lo santo, la energía cósmica, lo oculto, lo esotérico, lo numinoso, lo parapsicológico o lo sagrado. No es que no hayan existido diversidad de buscadores de la visión, peregrinos, yoguis, místicos, chamanes, faquires, curanderos, sanadores e iluminados; de esos personajes hay muchos ejemplos en casi todas las sociedades precapitalistas y de las sociedades capitalistas de los siglos XVII al XX.

Después de la segunda guerra mundial surgieron las generaciones existencialistas, beatniks,  beatshippies-psicodélicas y neomísticas: son casos en la reciente modernidad de los 50 a los 70. Y ejemplos de líderes y profetas vinculados a ellas son Jean Paul Sartre, Albert Camus, Allen Ginsberg, Jack Kerouac,  Aldous Huxley,  Carlos Castaneda y Jacobo Grinberg –Zilberbaum (José Agustín, 2007).
 Las posesiones, los trances, los vértigos, los éxtasis y los estados alterados de conciencia trascendentales como vías están ampliamente testimoniados a nivel colectivo pero sobre todo a nivel individual (la antropología, la historia de las religiones, la psicología, entre otras, han dado cuenta teórica y práctica de ello; véase mi libro Éxtasis, misticismos y psicodelias en la posmodernidad). Empero la posmodernidad-hipermodernidad capitalista ha acelerado la deconstrucción institucionalizada, arraigada, étnico-societaria  y verdaderamente insertada en los movimientos socioculturales de estos fenómenos para presentarse con una accesibilidad subsumida en extremo mercantilizada, marketingnizada y espectacularizada (Mcdonalizada) dirigida a nichos, sectores e individuos perfectamente ubicados y clasificados en su potencialidad dinerario-consumidora-aceptadora.


4. Y no es que toda esta renovada y masiva parafernalia místico-espiritual no pueda ser utilizada vitalmente y de manera crítica y selectiva por los sujetos colectivos en lucha y resistencia, porque, en efecto, considero que sí se puede potencial y realmente (y de hecho de manera marginal se hace con su apropiación alternativa: véase Adame 2013b). Sin embargo, las mediatizaciones y las recepciones corporal-ideológico-mentales de esos múltiples y ya abundantes bienes, predominantemente son consumistas, individualistas, enajenadas, despolitizadas y subsumidas por el capital (Veraza, 2008). Carecen, generalmente, del aspecto crítico y antisistémico, tanto por parte los emisores como de los mediadores y receptores; carecen de ese espíritu de conciencia política crítica y de los espíritus rebeldes, contestatarios y contraculturales que hubo en otros tiempos y otras generaciones.
Aunque la génesis de este boom neo-ageriano como “macromovimiento” sociocultural y de bussines, como lo ha planteado Julia Carozzi (1999 ), está en la contracultura urbana y juvenil de los países capitalistas-imperialistas de los cincuenta y sesenta, dicho «nacimiento» o “antecedente” sí contenía elementos “heterodoxos”, subalternos y antiistémicos; en efecto, bajo la era de la protesta, del acuarius y de la rebelión juvenil de los sesenta desarrolló básicamente sus planteamientos y prácticas dentro de esos movimientos y culturas underground, subversivas, antiautoritarias, alternativas e incluso revolucionarias: ecologismo, misticismo, medicinas y terapias alternas, artisticidad, psicoespiritualidad, experimentación con el cuerpo, con el ser interior pero también experimentación teórico-pragmática  de socialización comunitaria y libertaria (por ejemplo en el desarrollo de comunas postfamilia), etc. (Adame, 2014).

Sin embargo, en los post-sesenta y más claramente en los ochenta y noventa el sistema capitalista mundial empujó la disolución sustancial (y podemos decir contrarrevolucionaria o reaccionaria) de esa era «contestataria» que desarrolló rebeldías y utopías como propuestas más o menos masivas de transformación integral de las sociedades capitalistas (incluidas las del bloque soviético). Y fue en ese tránsito que se engendró esta «nueva era» sometida a los dictat del consenso de Washington, o sea de la globalización neoliberal, posmoderna y cibercapitalista. Y como parte de la producción neo-industrial se consolidó ese nuevo y cada vez más glocalizado supemercado de espiritualidades, antropocosmovisiones, sacralidades y terapéuticas objetivas/subjetivas.
Como ha señalado R. Bosca (en Santamaría, 2013): En la New Age se encuentra de todo: espiritismos, reencarnaciones, regresiones, astrologías, eros tántrico, ocultismos, medicinas alternativas, macrobióticas, psicoterapias individuales y colectivas, yogas, artes marciales, chamanismos/neochamanismos (Adame, 2013d), constelaciones teatrales, herbolarias, reingeniería y ADN mental,  umbanda, tarots, budismo Zen, ovnis, karma, cábala, vudú, tambores africanos, capoeira, etc., etc.
Su difusión es facilitada por la expansión de las redes globales viajeras: reales y virtuales, que permiten vínculos y flujos presenciales y virtuales entre grupos con preocupaciones, motivaciones, necesidades y temas comunes. Que a los individuos vaciados y carentes de esta época (casi todos o todos) hace constantes y permanentes interpelaciones, o como dice Vicente Merlo (2007), “llamados” (harto seductores).
No obstante, dentro (contenidos objetuales y subjetuales) de esas nebulosas, redes y nodos circuitales ampliamente mercantilizados y/o preponderantemente acomodaticios, despolitizados e ideologizados está encerrado un gran potencial humano no sólo contracultural sino útil para los procesos emancipatorios de los cuerpos individuales y colectivos, de la subjetividad, de la psique, de la relaciones sociales y sus fuerzas productivas; en suma de la Psico-eco-corporeidad de los seres humanos frágiles y tenso-agitados de estos tiempos/días.

Bibliografía
ADAME C., Miguel Ángel (1998). Éxtasis, misticismos y psicodelias en la posmodernidad, Editorial Taller Abierto, México, D. F.
_____________________  (2013c). Rituales y chamanismos. Ediciones Navarra, México, D. F.

____________________ (2013c). Crítica marxista a socioantropologías en la pos (sobre, trans e hiper) modernidad. Ediciones Navarra, México, D. F.
____________________ (2013b). “Medicinas alternativas y crisis de la medicina oficial”, en Miguel Ángel Adame Cerón (Comp.) Ecosalud y antropología de las medicinas alternativas y tradicionales, Tomo I, elementos teóricos históricos y actuales, Ediciones Navarra, México, D. F., 183-196.
____________________ (2013a). “Nueva Era y medicinas alternativas/subalternas en Tepoztlán”, en Miguel Ángel Adame Cerón (Comp.) Ecosalud y antropología de las medicinas alternativas y tradicionales, Tomo II, Ediciones Navarra, México, D. F.
___________________ (2014). Crítica de la vida cotidiana y contracultura juvenil, de las calles a las comunas postfamilia. Itaca, México, D. F.
AGUSTÍN, José (2007).  La Contracultura en México, Segunda edición, Debolsillo, México, D. F.
APPADURAI Arjun (2001). La modernidad desbordada, dimensiones culturales de la globalización,  Fondo de Cultura Económica, Argentina, Buenos Aires.
ARGYRIADIS Kali, De la Torre Reneé, Cristina Gutiérrez y Alejandra Aguilar (Coords.) (2008). Raíces en Movimiento: prácticas religiosas tradicionales en contextos translocales Editor: Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, México, D.F.

CAROZZI, Julia (1999). “La autonomía como religión: La Nueva Era”, Alteridades, UAMI, Vol. 9, Núm. 18, julio-diciembre, pp. 19-38.

CORONADO Gabriela y HODGE Bob (2004). El multitexto cultural en el México posmoderno, CIESAS, México, D. F.

MACARIONE (2013). “Crítica  a la espiritualidad moderna y new age”, en Amor Tierra Gaia, consciencia planetaria, 8 de junio, https://planetis.wordpress.com/2013/06/08/critica-a-la-espiritualidad-moderna-y-new-age/.

MARTEL, Frédéric (2015). Cultura Mainstream, cómo nacen los fenómenos de masas, Santillana ediciones, México, D. F.

MERLO, Vicente (2007).  La llamada (de la) Nueva Era, hacia una espiritualidad místico-esotérica, Kairós, Barcelona.

SANTAMARÍA, Luis (2013).Las palabras críticas del Papa Francisco sobre la Nueva Era (New Age)”, Red Iberoamericana de Estudio de  Sectas, en http://infocatolica.com/blog/infories.php/1310020258-las-palabras-criticas-del-pap. 3-10-13.

VERAZA, Jorge (2008).  Subsunción real del consumo al capital, Ediorial Itaca, México, D. F.


[1] Obviamente no recorreremos todos los paisajes que aparecen en la “modernidad desbordada”, que son a la vez homogéneos y heterogéneos (yuxtapuestos). El antropólogo Appadurai reconoce por lo menos 5 pasajes para dicha modernidad: étnico, tecnológico, financiero, mediático e ideológico.
[2] O la “cultura de masas globalizada” (Martel, 2015:15).
[3] O el poder a través del mundo globalizado de la Cultura (Martel, 2015:14).
[4] El catolicismo, el protestantismo, el Islam mismo, etc., están siendo impregnados, influidos y permeados  (en las ideas, prácticas y productos) del sincretismo excacerbado y cósmico de la New Age.
[5] Estos autores se refieren a las realidades “borrosas”, “imprecisas”, “impredecibles”, “no lineales”, “difusas”, “vagas”, “difuminadas”, etcétera, propias de esta época pos-hipermoderna. Donde los vínculos, las pertenencias e identidades  padecen constantes y continuos cambios y mutaciones.

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