No quiero ser poeta
¡Hágame usted el favor! Seducir a
la palabra, ¿cómo? Si de palabra somos, de sonidos que acarician y luego
quieren destrozarnos. Nacimos como fonema, el hombre salvaje escupió flores y
candelabros y gatos y aromas y deseos y
cosas y cosas, que antes no eran y ahora son y; desde ese día todo cambió, todo
fue fundado y destruido al mismo tiempo.
Fue un momento infinito que se repite cada que alguien pronuncia lo indecible.
¿Y quién pronuncia lo indecible? El poeta, el poeta crea y luego no deja piedra
sobre piedra y, corre a su creador primitivo sabiendo que en él encontrara la muerte.
No amigo, yo no quiero ser poeta.
Alejandro Durán Ortega
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