Sobre la escases de maíz en la Huasteca y las almas oportunas.
Diversos frentes, diferentes males son los que enfrenta en estos momentos la
Huasteca y la Sierra de Huayacocotla. El Huracán Grace ha dejado una estela de
necesidades en muchas de nuestras comunidades. Entre las cosas buenas tenemos
que agradecer que no hay víctimas humanas que lamentar. Sin embargo el contexto
material no es nada halagador y sabemos desde hace mucho que con la panza vacía
nadie puede pensar o tener un buen vivir.
Entre los efectos de Grace, además de
puentes colapsados, viviendas sin láminas, caminos cerrados, desbordamientos y
un largo etc. tal vez uno de los más agudos es la escasez de maíz que ha
comenzado a hacer estragos en toda la zona. En Huayacocotla, Texcatepec
Ilamatlán y otros municipios de la región un cuartillo de maíz (aproximadamente
dos kilos) costaba $ 16.00. Hoy los especuladores y acaparadores han comenzado
(oportunamente) a hacer de las suyas, sobre todo en las localidades que fueron
más afectadas; es el caso de Texcatepec, por ejemplo el cuartillo ha llegado a
costar hasta $40.00.
Y bueno, de maíz estamos hechos, eso lo saben tanto,
nahuas, otomíes, tepehuas, teenek y muchos grupos indígenas y no indígenas de
México. En este grano se asienta (por así decirlo) mucha de la historia de este
país y de esta querida Sierra de Huayacocotla, en él (en el maíz) está la base
de la economía campesina y la posibilidad de reproducción del grupo doméstico.
El acceso a este grano permite la estabilidad familiar en cuanto que su posesión
permite la alimentación y reproducción de dichos grupos. Es por ello que veo con
preocupación (y no es que los temas de caminos, luz, vivienda etc. no sean
fundamentales) como tanto el gobierno estatal como federal poco han hecho al
respecto.
En principio notamos como existe una descoordinación entre los
esfuerzos del gobierno federal con el estatal, cosa que trae como consecuencia
que nadie sabe para dónde ir y, que nadie sabe tampoco a quién hay que hacerle
caso. Pero dejemos esa cuestión más derivada de sus divisiones políticas que
otra cosa y digamos que efectivamente los dos órdenes de gobierno tuvieron
presencia en la zona, cosa que me consta. Sin embargo, se habló de diversos
censos y se escucha también ahora la queja de aquellos que no fueron censados.
La cosa es que nadie sabe nada del censo, porque no sabemos si fue Federal o
Estatal, municipal o de qué índole.
Sea como fuere se levantó un censo; según se
dice, casa por casa, cosa que resulta increíble cuando hasta hace poco había
comunidades donde no había acceso, pero queremos tener fe. La ayuda llega desde
el vecino estado de Hidalgo, por alguna razón los empleados del gobierno
veracruzano decidieron atender la contingencia desde Hidalgo; cosa que me indica
que el vecino e hidalguense municipio de Agua Blanca, posee mejores hoteles que
el veracruzano Huayacocotla.
La cosa está pues que arde, pero sobre todo asoma
el problema del maíz como el más trascendente. Con la cosecha perdida y el maíz
económicamente inaccesible, la familia tendrá que voltear hacia otras opciones,
¿cómo cuáles se les ocurren? La migración del padre, de la madre, del hijo o
hija, del niño, con el consecuente abandono de la comunidad de la familia, de la
escuela, de la milpa. Existen opciones más tenebrosas, como la captación de
niños y jóvenes por parte de grupos delincuenciales, o la apertura de las
comunidades a trasnacionales mineras (muy oportunas) deseosas de “prestar
ayuda”.
Mis queridos amigos y amigas, los caminos, la luz, las estufas, los
refrigeradores, las láminas y las despensas llenas de latas, son importantes,
pero tal vez, solo tal vez, como diría el inmortal Rius, “la panza es primero” y
acá para estas nuestras panzas lo principal es el maíz y la tortilla.
Alejandro
Durán Ortega
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