Sociedad enferma y la gente de costumbre y la gente de razón

 


Hace unos meses, me enteraba por boca de una amiga, la cual que posee un doctorado, trabajo estable y relacionado con lo que estudió, casa propia, coche y una bella familia; sobre su intención de suicidarse. Ante tal afirmación, no pude menos que establecer un diálogo con ella primero (ya se encuentra en tratamiento psicológico) y con conmigo mismo después. Por qué alguien que aparentemente posee lo que muchos desean podría pensar en el suicidio.

El suicidio es una condición extrema a la que llega individuo por diversas razones. Aunque dichas razones se expresan individualmente lo cierto es que Durkheim demostró es que se trata de un hecho social. Es decir existen razones sociales que están íntimamente relacionadas con esa decisión aparentemente individual.

En 2019 se registraron más de 97.000 suicidios en el continente, señala la agencia regional de salud, especificando que el 79% de las personas que se suicidan son hombres,(…) Un nuevo estudio destaca la importancia de entender los factores que rodean a los suicidios según el sexo para elaborar estrategias preventivas adecuadas.

https://news.un.org/es/story/2023/02/1518852#:~:text=La%20OPS%20precis%C3%B3%20que%20la,9%20suicidios%20por%20100.000%20habitantes).

 

El suicidio decíamos, es el caso extremo de la anomia social, pero ligada a esta situación se haya un complejo que yo llamaría de desilusión de vida. El individuo se haya expuesto a un estrés extremo derivado de la exigencia de “éxito”. Cuerpos bellos sanos y jóvenes, economía basta y materialmente comprobable, a todo ello ligado a la idea de progreso. Dicha idea ha rondado y formado occidente. La idea de que en el pasado partimos de cero, en el presente nos hayamos mejor y en el futuro mucho mejor, es básicamente la propuesta fundamental que ha movido a occidente. Claro está depende de que llenes esa idea el resultado que obtengas. En la edad media pero ejemplo, la idea de progreso se llenó de religión, en el siglo XIX de tecnología y ciencia y en la actualidad ha quedado vacía.

Al quedar sin contenido, el progreso se ha llenado no de acuerdos sociales, sino que está sujeta a ideologías con fines específicos, y la ideología imperante no radica en lo social sino en lo individual. Conceptos como familia, comunidad, solidaridad resultan inocuos ante la idea de éxito individual.

Ante todo ello, las enfermedades psicológicas se han desatado y buscamos afanosamente en complejos espirituales, budismo, hinduismo, yoga, grupos de autoayuda. Sin embargo hemos de reconocer que el mal es social no individual, de ello deriva la necesidad de voltear a nuestra propia sociedad. En el caso de México se trata de una sociedad con un origen negado por vía doble. Se niega veladamente el origen indígena y por vía nacionalista se repudia el origen español.

Curiosa cosa si se piensa bien, negamos nuestro ser hispanoamericano. Más vale, si queremos enfrentar el futuro de manera efectiva, que comencemos a aceptar lo que somos y a retomar lo que se no ha obligado a olvidar. Nos vemos obligados a reconocer la fuerza comunitaria que nos ha movido en muchas ocasiones y es expresada en las comunidades de corte indígena y por otro lado la fuerza del uso de la razón expresada en la vertiente española.  Tenemos que retomar esto porque en ello está nuestro futuro. Al fin y al cabo somos gente de costumbre y de razón.

Alejandro Durán Ortega

 

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