Carrera de Melones

 


Hace un par de semanas se llevó a cabo lo que se está conformando como una tradición xalapeña del mes de septiembre: "La carrera de melones." Este evento llevado a cabo por jóvenes xalapeños, ha empezado a llamar la atención más allá de esta ciudad capital de Veracruz. La cosa no puede ser aparentemente más sencilla, elegir un melón, inscribirlo ya sea en “el melón más guapo” o en la carrera y disfrutar del evento.

Dejar rodar un melón por una calle empinada para ver cuál llega primero, parecería una nadería; sin embargo, déjenme apuntar una serie de elementos del por qué considero a este singular evento como un fenómeno digno de ser ensalzado. En principio, se trata de una organización que no tiene relación alguna con alguna entidad oficial, pues ha surgido del ánimo primero de un grupo de jóvenes y luego del ánimo de los ya cientos de participantes. Esta característica vacuna al evento en dos sentidos, primero del uso político a la que son sujetos la mayoría de los eventos culturales y recreativos no sólo en Xalapa sino en todo el país. Así la carrera de melones no sostiene banderas ideológicas partidistas, cuestión que hay que agradecer. Por otro lado, el mismo hecho de que no esté ligado a instancias oficiales; que tenga una década de llevarse a cabo y que tenga una participación multitudinaria y organizada, habla de la capacidad de la sociedad civil frente al Estado La carrera de melones es la muestra de que cuando el Estado desaparece, la solidaridad social florece. Así pasó en el temblor del 86 en la CDMX, pero digamos en negativo. La carrera de melones es muestra de la capacidad de organización y solidaridad de eso cosa tan ninguneada en estos días, llamada sociedad civil.

La carrera de melones es también muestra de cómo las empresas pueden colaborar con la sociedad civil, pues entre ellos se hallan muchos patrocinadores.

Por otro lado, la mayoría de los participantes son jóvenes y niños, que han generado un espacio que el Estado no les ofrece. Espacio de recreación, de convivencia sin competencia. Cierto, es una carrera y uno es el ganador, pero no se sabe hasta ahora de que algún melón perdedor haya quedado resentido. Espacio también de creatividad: los melones “más guapos” siempre refieren a verdaderos esfuerzos de ingenio. En este año, ganó un melón cajero de OXXO y un melón Chems.

En suma, la carrera de melones es más que un juego, es una de las expresiones más genuinas de las capacidades y expectativas de la sociedad. Ojalá, los gobiernos brinden lo necesario para que se lleva a cabo. Entre esas cosas estaría que ofrezcan seguridad y que no metan las manos al evento.

Alejandro Durán Ortega

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