Sobre lo que oculta el dicho del Presidente Argentino
“Soy un
europeísta. Soy alguien que cree en Europa. Porque de Europa, escribió alguna
vez Octavio Paz, que los mexicanos salieron de los indios, los brasileros salieron
de la selva, pero nosotros los argentinos llegamos de los barcos, y eran barcos
que venían de allí, de Europa. Y así construimos nuestra sociedad”, dijo el
mandatario en el encuentro con Sánchez ante empresarios en la Casa Rosada.
No veo ningún racismo en las
palabras de Alberto Fernández, presidente de Argentina; más bien advierto un
penoso servilismo y necesidad de hacer caravanas a lo que él considera superior,
amén de su ignorancia sobre el genocidio sistemático en aquellas tierras.
Europa, es cierto, es un continente pequeño, muy pequeño, desde donde, (según ellos mismos lo han dicho y se han encargado de divulgar); se construyó la Historia Universal, desde donde nació, (según ellos mismos lo afirman), el conocimiento, y es donde surgió (esto sí lo afirmamos todos) eso que se llama capitalismo, cáncer que amenaza con triturarnos.
Lo contradictorio de la frase de
Fernández no es el pretendido racismo que algunos le han querido achacar; no,
lo contradictorio en la frase radica en la incapacidad que hemos mantenido los latinoamericanos
de reconocernos a nosotros mismos, ya sea como individuos o como nación. El día
que verdaderamente el mexicano asuma su indianidad como propia, o el brasileño
el espíritu de los grupos selváticos, ese día estos dos países estarán a la
zaga sobre la defensa de la vida y el territorio, puesto que son estos grupos
los que han generado un conocimiento profundo y útil sobre la Madre Tierra,
sobre la Pachamama, sobre la Casa Común, pues.
“[…] es
indispensable prestar especial atención a las comunidades aborígenes con sus
tradiciones culturales. No son una simple minoría entre otras, sino que deben
convertirse en los principales interlocutores, sobre todo a la hora de avanzar
en grandes proyectos que afecten a sus espacios. Para ellos, la tierra no es un
bien económico, sino don de Dios y de los antepasados que descansan en ella, un
espacio sagrado con el cual necesitan interactuar para sostener su identidad y
sus valores. Cuando permanecen en sus territorios, son precisamente ellos
quienes mejor los cuidan. Sin embargo, en diversas partes del mundo, son objeto
de presiones para que abandonen sus tierras a fin de dejarlas libres para
proyectos extractivos y agropecuarios que no prestan atención a la degradación
de la naturaleza y de la cultura.” (https://www.oas.org/es/sg/casacomun/docs/papa-francesco-enciclica-laudato-si-sp.pdf)
Desgraciadamente el europeísmo (como le llama Fernández) se ha metido hasta la médula e impide que el México o el Brasil profundo salgan a la superficie.
Por otro lado, según interpreto de lo que Fernández llama “europeísmo” se puede entender como el sentimiento de querer pertenecer a Europa, simplemente porque alguien te convenció de que lo que tú eras (mexicano, chileno, uruguayo, etc.) era sustancialmente malo, y que sería mejor si fueras europeo, porque pasado el tiempo hasta tú mismo te has convencido: el europeo es superior a ti. El “europeísmo” de Fernández es básicamente adulación:
"Adular es una
manera de menospreciarse. Pero contrario a lo que se pudiera aceptar a primera
vista, lo que el adulador busca no es humillarse, sino formar parte de esa
“grandeza” que percibe en otro. Busca su aceptación, su reconocimiento. Quiere
ser como ese ególatra al que adula. Ejerce su narcicismo en negativo."
(https://lamenteesmaravillosa.com/la-mente-del-adulador/)
Es necesario cambiar el tono,
cambiar el paradigma entonces. Asumir de dónde vienes es un ejercicio no sólo
útil, sino necesario, en este atribulado mundo capitalista. El verdadero
problema de la frase señalada, se encuentra en pretender que si uno desciende
de Europa es por ello intrínsecamente mejor y es peor aún, si la frase pretende
homogenizar el sentimiento de todo un país; es decir, por
qué pretende Fernández que todos los argentinos ven en el europeo un modelo aspiracional.
No, amigos y amigas, no haber nacido en Europa, no te hace peor ser humano, ser
capitalista y depredador, sí
Es necesario que nuestro ser
indio se posicione como un fenómeno de orgullo y eje central del México
Profundo. Tampoco se trata, de asumir lo que no se es. El ser indígena en
México puede resultar en ocasiones, “beneficioso”, puesto que existe una tenue línea
en ser indígena desde el “ser” y el actuar, a pretender serlo por conveniencia,
en el papel y la forma.
“Acusan a
diputados y candidatos de portación de identidad indígena falsa; políticos
mestizos aparentan ser indígenas para usurpar las candidaturas reservadas a
miembros de comunidades originarias; al menos una comunidad advierte que
impedirá que se instalen casillas electorales el 6 de junio próximo, como una
forma de protesta; el INE ha detectado al menos 132 aspirantes a candidatos
simulando vínculos con esos grupos.”
El caso no es único, conozco
personas que se han dicho indígenas ante alguna instancia, patrón, universidad,
iglesia etc. para acceder a más privilegios, cuando en realidad no conocen, ni la
historia, ni el nombre, ni el sentir, ni el actuar de los grupos a los cuales
dicen pertenecer. Lo anterior no es sólo cinismo y desvergüenza, sino que se le
tendría que penalizar como robo identitario. Tenemos pues que revisar eso que
se llama autoadscripción.
En todo caso, saludo desde acá a
Fernández y desde acá le digo, no, no soy indio, pero desciendo de ellos, y
espero que en mi sangre, mi espíritu y mi actuar posea yo, algo de su
conocimiento ancestral y respeto por la vida.
Alejandro Durán Ortega
El gato rústico
Es necesario que nos ayudemos a quitarnos esa cárcel mental, pues si nuestra madre "América latina "fue saqueada vilmente ; no podemos permitir que traten de robar nuestra identidad ,cultura historia etc .nuestros hijos también tienen derecho al conocimiento, de ser libres como cualquier otro individuo; "no somos colonia de nadie", !solo le pertenecemos ala madre tierra!.
ResponderEliminarCoincido contigo. salgamos de esa cárcel mental,
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