Sobre la formación a “cachitos” y la importancia de la lectura de los clásicos.

 Una de las cosas que he siempre he tenido en mente, es la extraña manera de formarnos, dentro de la Educación Pública de este país. En el ámbito de la formación superior ya sea pública o privada,  la lectura y la escritura deberían ser básicas y por supuesto que en cierta medida lo son, pero el uso de la lectura como elemento fundamental en el proceso de formación posee dos aristas relacionadas entre sí,  que desmenuzo a continuación.

Los clásicos son como las aldabas.
 Ésta, se encuentra en Huayacocotla
La fotografía es de un servidor
Alejandro 

Primero: los textos básicos (llamémosle lecturas clásicas) de un área de conocimiento determinada no se dejan como lectura completa a los y las estudiantes; no, regularmente se deja sólo cierto número de páginas de dicho texto. Por ejemplo, en las áreas sociales son fundamentales los libros de Emilio Durkheim, sus textos son leídos en diferentes materias y para diferentes propósitos, pero si uno pregunta, a un estudiante de digamos, sociología o antropología sí conoce o mejor dicho, ha leído determinado texto, por ejemplo “Las formas elementales de la vida religiosa” de nuestro citado autor,  te contestarán que sí. Sin embargo, en ello hay un engañado velado, pues el estudiante (y me atrevo decir que no sólo él)  lo ha leído a “pedacitos”, a “cachitos”, es decir, leyeron 15 o 50 páginas de un texto que posee por lo menos 400 en sus versión más acotada. De ello se deriva que Durkheim es medio conocido (por no decir que no llega ni medio) para el estudiante.

Se acusa entonces al estudiante de flojo. Es que, (dicen algunos) “los muchachos de hoy en día ya no leen o sí saben de alguien o algo, no es por su lectura, sino porque vieron "algo" en un vídeo en internet o de plano buscaron en el “rincón del vago”. El dicho no es del todo falso, pero yo conozco estudiantes con excelente capacidad de lectura, deseo y aplicación en ello.

Segundo, en el proceso de formación universitaria se ha olvidado por completo (o casi) la lectura de los clásicos de la literatura universal; es decir, el ingeniero lee cosas muy ingenieriles, el psicólogo pues textos muy psicológicos y se desestima cualquier otra lectura que no provenga de su propio campo de conocimiento. La cuestión parece de lo más normal, ¿para qué le serviría leer “el Principito”  a un ingeniero civil, o a un médico?  Cuando esta pregunta hice a un maestro de la facultad de medicina de la UNAM, (cambiando lo del ingeniero por médico) éste me contestó que: “pues en la medicina no le serviría de nada, pero que en su tiempo libre podía entretenerse leyendo eso.”

Así pues lo único que nos queda, es esperar a tener tiempo para poder “entretenernos” con estas lecturas clásicas. Sin embargo, nada más alejado de la razón. La lectura de los clásicos debería ser obligatoria en todos los niveles y en todas las áreas. ¿Por qué no ocurre así? Por una simple razón, las universidades están cooptadas por el sistema capitalista, y a éste no le interesa el proceso educativo de nadie.

El proceso educativo en general, la ciencia; necesita dos cosas para poder desarrollarse: tiempo y libertad de pensamiento. Una investigación que aporte a la ciencia o las comunidades no se hace en olla exprés, ni estando preocupado por si te van a correr de tu centro de trabajo. Ninguno de los dos elementos (libertad y tiempo) son parte del capitalismo, antes al contrario, dicho sistema requiere, rapidez de producción de lo que sea, entre ello, profesionistas, (conozco universidades donde el titulo es lo primero que firma el rector, aun si saber si el estudiante existe) y por supuesto el capitalismo requiere lo contrario a la libertad, es decir, mentes colonizadas que puedan poseer gusto por la novedad y capacidad de consumir. La fórmula nos la aclara Ordine Nuccio: “máximo beneficio en el tiempo más breve”, o como diría alguien que conozco, vamos a hacer todo "rapidito, rapidito". 

Para ver más sobre el tema les recomiendo el texto de Ordine Nuccio, “Clásicos para la Vida”, y verán ustedes cómo , la lectura de clásicos nos permite ir aprendiendo a vivir y por ende a no sólo existir.

Alejandro Durán Ortega

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