La sutil diferencia entre catarsis y falsa catarsis. La falsa poesía entre nuevos grupos de autoayuda.

 El día de ayer, ocupé un asiento en aquel lugar. Con una taza de café al lado, me mantuve atento a lo dicho. Cada compañero era invitado a subir según el orden en que fueron llegando. En lapsos de quince minutos se trocaban en la esfera central del sitio, hacían uso del habla…Desde un inicio se nos advirtió que no estaba permitido el acoso, es decir, no podías opinar sobre lo que ahí escuchas; en todo caso, una vez que el compañero terminaba su participación, podrías acercarte a él. Seguí escuchando, y buscaba “reflejarme”. Alguien se me acercó para ofrecerme más café, cosa a la que no accedí, mostrando mi negativa con un movimiento de mano para no interrumpir la perorata.

Se atendía en cada participante palabras y frases como: “putas”, “mierdas”, “los odio”, “a la mierda aquello, a la mierda esto”, “tus tetas” “sus nalgas”. Así, sustantivos y adjetivos cercanos a la zafiedad brotaban empujándose uno tras otro; lenguas habidas de orejas mudas. La aparente catarsis continuaba a través de (las también aparentes), blasfemias. Ordinariez repetitiva y a largos ratos, tediosa. No todo era homogéneo…, de cuando en cuando, destilábase una nota inteligente.,  Pasados los quince minutos, el participante bajaba y el aplauso aparecía.

Lo que acabo de describir no es una reunión de los numerosos grupos de autoayuda que existen hoy en día y que en general, han desarrollado la catarsis como paso básico de su bienestar. Se trataba de una reunión de poetas.

A partir de ahora me vacuno; no, no soy crítico literario, nada más alejado de ello; pero alguna autoridad mantengo como lector, vivido, informado y razonado. No conozco la mayoría de conceptos e ideas que la disciplina exige, sin embargo, alguna de ellas rondan en mi cabeza: “La diferencia entre sentimiento poético y poesía, que plantea Alfonso Reyes en “Sobre Apolo o de la literatura” o la cuestión de ficcionalidad que propone Jesús G, Maestro.

En fin, que no desarrollaré aquí un coloquio sobre la poesía, sino únicamente quiero llamar la atención sobre el gran parecido que ofrece, una reunión de Alcohólicos Anónimos, Neuróticos Anónimos etc. con ciertas reuniones de poetas. Éstos aducen dolores, pérdidas, en letras y gritos que pretenden ser expresiones poéticas. Pero más allá de discutir si lo son o no, quiero subrayar el contexto construido, artificial, de estas reuniones donde todo es apariencia. Los dolores dichos son falsos dolores, pues se trata de una puesta en escena, sin la profesionalidad del actor, y por supuesto en el extremo opuesto del dolor real que ronda en una reunión de un grupo de autoayuda. La ropa, el nombre del poeta, o poetiza, los gritos, todo ello es adhoc, es aparente. Se trata entonces de un autoengaño, de una falsa catarsis, pues no hay real liberación emocional en ello. En sentido estricto, hasta el público es falso, pues se trata de los demás poetas que esperan turno a pasar a tribuna. Todo es halago entre unos y otros. Al final, se van, hasta la próxima reunión de terapia de estos nuevos grupos de autoayuda donde existe falsa poesía. 

Un padrino de los grupos de Doble AA me decía un día, “mira, la maravilla de AA, es que es el único lugar donde puedes hacer uso de la voz, decir puras pendejadas y aun así te aplauden.” He de decir que el día de ayer, AA perdió el privilegio que el padrino le colocaba.

Alejandro Durán Ortega

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