“Apuntes para una etnografía de las Ofrendas a los difuntos en San Pablo el Grande, Hidalgo”[1]

Mtro. Ulises Julio Fierro Alonso

Coord. del Programa Educativo de Arte y Patrimonio Cultural
de la Universidad Intercultural Indígena de Michoacán

Introducción: San Pablo el Grande y su gente


San Pablo El Grande es un pueblo otomí ubicado en la Sierra Oriental de Hidalgo, en el municipio de Tenango de Doria. Es una pequeña localidad de unos mil habitantes aproximadamente, sin calles trazadas y con casas distribuidas entre cerros. No cuenta con drenaje, pero si con agua potable y luz. Casi todas las casas son de materiales modernos, aún quedan casas de “morillo”, que son de troncos entrelazados en las esquinas, con techo de cartón. El patrón común de las casas es el de las habitaciones separadas de la cocina y la letrina, así como algunos cuartos para guardar cosas. Algunas cuentan con temascal.
La gente siembra café y maíz, aunque esto no alcanza para sostener la economía familiar, por lo que la gente migra hacia el DF o Estados Unidos. Algunas mujeres bordan manteles los cuales son vendidos a través de intermediarios.
Se llega a ella, a través de transporte público con camionetas o autobuses que salen de la cabecera municipal hacia el poblado por un camino de tracería que comienza después de pueblo El Damo. Cuando se realizó esta etnografía, había un autobús que salía del pueblo a las 6:00 a. m. de San Pablo y regresa de Tenango a las 5:00 p.m., pero que al igual que las demás camionetas aunque en teoría es diario, hay días que no regresa. El recorrido varía de entre una hora y cuarto hasta hora y media, dependiendo del estado de la terracería o las paradas que haga.
Hay una primaria y una secundaria, a la cual asisten niños del pueblo y del Ejido López Mateos. También cuenta con una clínica de Salubridad. Tiene una cancha de fútbol donde se organizan torneos con equipos locales y de otros pueblos, hay un panteón cercano a ella. Entre los edificios religiosos católicos tiene una iglesia que es propiedad de la comunidad y oratorios privados. Los evangélicos también cuentan con algunos templos.  En el mismo terreno de la primaria está la delegación.
La organización interna es a través de asambleas comunitarias, donde se eligen a los Delegados, (Dos: uno católico y otro evangélico), los dos comandantes, policías, topil o secretario y campanero. Los Delegados a parte de ser quienes representen y gestionen ante el municipio las necesidades del pueblo, también funcionan como jueces.
            La gente sale a la ciudad de México a trabajar, las mujeres se emplean en el trabajo doméstico, otros cargando y descargando en las centrales de abastos y la Merced o de albañiles. Para la gente es importante regresar en fechas de días de culto y fiestas patronales las cuales se inician en diciembre y culminan en junio, aunque también se regresa durante el Carnaval y los Días de Muertos.

Las ofrendas

Historias y creencias

Versión 1
Según cuando inicio el mundo, había un señor que no creía en la tradición que estamos haciendo ahora. Su mujer le decía – tú no crees en lo que hace la gente, ellos encienden sus ceras, hacen su altar, pero tú no crees – y él le decía - si quieres hacer algo tú pon tu comida. Le dijo a su señora que hirviera una planta que no se come: un quehuite.
En lugar de poner velas o veladoras prendió un ocote. Cuando se fue al monte a recoger la leña, vio a los que ya están muertos llevando sus ollas y canastas ya de regreso con la comida de las ofrendas. Encontró a un pariente de su esposa y le reclamo por la ofrenda que le había dicho a su mujer que pusiera: “no platiquemos tanto, a los cuatro días ahí te esperamos”.
Le dio mucho miedo y regresando a su casa le dijo a su señora  que había visto a los que llegan por la ofrenda: - rápido mata un pollo- y su señora le dijo – no ya se fueron, ellos llegan y se van a sus horas, ya fue ayer o antier- A los cuatro días ya estaba tendido el señor, se murió de diarrea y de vómito.


Versión 2

En esta versión, de igual manera en una pareja de esposos el hombre no creía y se fue a la iglesia a ver si de verdad venían los muertos. Efectivamente vio pasar a los muertos del pueblo, mientras él estaba escondido detrás de la puerta de la iglesia.
Primero pasaron todos los difuntos, atrás de ellos venía el diablo, un señor gordo y de sombrero, junto a él la muerte y Dios cerrando toda la procesión. El diablo y la muerte vieron al señor y le preguntaron: “¿qué haces aquí?, deberías estar en tu casa esperándonos”. El diablo hizo el comentario de que le gustaba y que mejor se lo iba a llevar, la muerte también dijo lo mismo. Dios incluso lo regaño por estar en su casa rezando y esperando a sus difuntos.
Cuando la muerte ya venía de regreso, le dijo que se fuera con ella, él le pidió que no se lo llevara, pero ella le dijo que Dios ya había dado la orden y que tenía que ir por él. El hombre espantado regreso a su casa y le dijo a su mujer que dispusiera de la ofrenda, pero ya era tarde al poner una olla de frijoles se murió.

Las ofrendas

Las vísperas
Todo comienza un año antes, cuando se eligen los mayordomos de San Judas Tadeo, quienes a lo largo del año: fiesta patronal de la comunidad, fiesta del San Judas Tadeo y fiestas navideñas tienen por obligación hacerle una fiesta, donde se realiza una procesión en su honor, tejiendo rosarios de flores en un oratorio, de donde salen a ponérselas al santo, se le hace una misa y después una comida.
Si bien, esto no tiene mucho que ver con las ofrendas de días de muertos, la gente aprovecha para ir a traer agua bendita a la iglesia y que el padre bendiga las ceras que se encenderán durante el tiempo que duren las ofrendas. En este sentido, hay dos clases de ceras:
·         Veladoras, una por cada difunto de años atrás que se ponen en el altar
·         Velas, una por cada difunto nuevo al que por primera vez se le pone ofrenda y que se entierran en la tierra.
Entre el día 29 y 30 se compra lo necesario para las ofrendas, ya sea que lleguen comerciantes a la comunidad o bajen a la cabecera municipal.  En el mercado la gente compra “pollos de granja”, carne de puerco, flores, velas, pulque (aunque casi no se usa), condimentos para tamales y pan preparado especialmente para esta fecha, el cual tiene forma de animales y canastas. También encontré una mujer otomí que venía de Ixmiquilpan, (cerca del Tephe) vendiendo canastas tejidas, las cuales servirán para ponerlas en los altares con comida, para que en ellas simbólicamente los difuntos si quieren llevarse al para el camino lo hagan. Estás mismas serán ocupadas al final para repartir la ofrenda.
El día 31 el año pasado en domingo, así que mucha gente de las comunidades bajo ese día al mercado de Tenango de Doria. Los altares comienzan a construirse desde el día 30 y tienen que estar listos para el 31 al medio día. Se elige alguna pieza de los cuartos de la casa, sala o comedor por lo regular. Casi siempre se inicia la construcción y los preparativos la mañana del día treinta y uno.
            Los hombres de la casa, padre o hijos son quienes se dedican a construir el altar, que consiste en una mesa con un arco, a la cual le ponen hojas de papatla a manera de mantel y tejen rosarios de flores de cempaxochitl y mano de león con las que adornan el arco y el techo del altar. Mientras ellos hacen eso, las mujeres de casa: madres e hijas prepararán los alimentos.
            Como se puede ver en las fotos, toda la familia trabajo distribuyéndose los roles de género, mientras las mujeres preparan la comida de la ofrenda. Madres e hijas preparan los tamales, el mole, atole, tortillas. Niñas y mujeres adultas está listas desde matar los pollos, desplumarlos, echar tortillas, moler en metate los ingredientes del mole y atoles. Mientras tanto los hombres tejen flores y disponen la mesa y el arco.

Los difuntos y sus ofrendas
Los difuntos pueden dividirse en dos categorías, los recientes y los que no. En este sentido la ofrenda entonces puede variar y comienzan el culto a diferenciarse en cuanto a las prácticas. A los difuntos recientes se les pone una vela en lugar de veladora, la familia cercana del difunto y que viva en la casa del finado tiene la obligación de hacerlo aparte de ponerle su ofrenda.  La familia que no vive en ese domicilio, primos, hermanos, etc, en ocasiones suelen enviar una vela a la casa donde vivía el occiso como muestra de tomarlo en cuenta y si se quiere se le pone ofrenda en su altar también, esta vela se le llama: Nueva Cera.
Por otro lado, los difuntos más antiguos y que no sea la primera vez que se les pone ofrenda, se les pone una veladora y una ofrenda. La ofrenda consiste en un plato de comida y un  vaso algún líquido, ya sea  café, atole, agua, refino o un refresco embotellado. Asimismo se dispone de un plato más para el difunto que no tenga nadie que le ponga ofrenda. Se dejan panes, tamales, chayotes, mandarinas, jícamas, plátanos, cacahuates en platos aparte y tortillas y pollos enteros por si alguno quiere repetir. Los altares suelen llevar alguna figura de un santo o fotografías del difunto, al igual que un vaso de agua bendita. Se tiende un camino de pétalos de cempaxuchitl de la puerta o patio de la casa hasta el altar.
Las ofrendas son diferentes para cada día. El día 31 se espera a los “angelitos” y el 1º a los adultos. Vienen a este mundo entrando por el panteón juntos niños y adultos, pero el día 31 los adultos se quedan en la iglesia mientras los infantes van por su ofrenda y el día 1º son los niños quienes esperan a los difuntos adultos en la iglesia, para regresar al medio día del 2 todos juntos nuevamente al panteón.
Si bien, la gente siempre contestaba que llegaban al medio día y que a esa hora ya tenía que estar todo listo, a esas horas en las ofrendas solo estaba dispuesta la fruta. La comida fue depositada ya entrada la noche, tanto para los angelitos como para los adultos, al igual que las ceras que si bien eran depositadas a esa hora de la fruta, se encendían de noche. Hay familias que reciben a sus difuntos con cohetes.
·         Los angelitos: la llegada de los niños y niñas difuntas se da a las 12:00 del día 31 de octubre, a esta hora ya tiene que estar dispuesto el altar con fruta, flores y un camino de pétalos de flor de cempaxuchitl que va del altar a la puerta que del cuarto que dé al patio de la casa. 
La campana de iglesia da el aviso de arribo a las 12:00 en punto “hora de dios” (aunque el horario de verano ya no estaba en vigencia, ellos están con el antiguo horario y le nombran “la hora de dios”). Los toques son redobles constantes de cada media hora hasta como a las 11 de la noche, iniciando al otro día a las 5 de la mañana.
A ellos se les pone dulces, refrescos, fruta, tamales sin chile, pascal, atole, agua y café, porque están chicos y no  toman alcohol ni comen cosas picantes. Por eso a ellos se les sirve caldo de pollo con una pieza de carne y sus tortillas con su taza de atole o de café. Todo eso se sahuma antes de ponerse, de hecho se tiene encendido un sahumerio mientras se hacen los rosarios de cempaxuchitl. Existen unos arreglos florales llamados Juanis

En la ofrenda que ví poner, a eso de las ocho de la noche el padre y la madre de la familia donde me quede entraron al cuarto donde estaba el altar. Ahí ella iba sirviendo el caldo de pollo en platos tapados con tortillas y él los iba colocando en el altar después de sahumarlos con copal (para la gente el sahumar es bendecir los alimentos). Después el señor procedió a encender las veladoras y al final sahumaron todo el altar primero él y después ella y lo regaron con una flor con el vaso del agua bendita.
Cuando se les enciende su vela se les dice que “fulanito de tal: aquí está  tu luz”. Aquellos adultos que no se casaron mientras vivían, se les considera que aún pertenecen a los angelitos y se les pone su ofrenda en este día. Me llamo la atención la ofrenda de un chico de 20 años, a quien su padre le puso una cerveza y yo le pregunté por qué lo hacía si era angelito, el señor me respondió que si era angelito pero que ya tomaba. (Al paso del tiempo me enteré que un día antes de morir se había puesto una borrachera).

·         Los difuntos adultos, esperando a que los angelitos vuelvan a la iglesia salen a las 12 del día del día 1º, salen en el momento en que el campanero cambia de toque del repique festivo al repique de luto. Durante la mañana del día primero, la gente levanta la ofrenda del día anterior y comienza a disponer de nuevas velas, pan y Juanis para que estén listos antes de las 12 de ese día, aunque la comida y las velas se encenderán también en la noche.
La ofrenda de los adultos incluye refino, cigarros y mole, porque ellos ya toman, fuman y comen chile, aquí quedan incluidos la gente casada del pueblo.
De igual manera, desde las 12 se les colocan la velas, diciéndolo al difunto que esa es su vela, pero no se enciende hasta la noche. Como se realizó anteriormente son los hombres quienes disponen de las cosas en el altar, sahumando cada pan, cada vaso de agua, fruta nueva, etc.

Las velas de los difuntos nuevos se deben enterrar  en la tierra, pero como ya hay muchas casa con piso moderno, lo que se hace es enterrarlas en cubetas o vasos con tierra improvisados para el caso.  La comida de los angelitos que se quitó ese día es consumida por las familias y compartida con los visitantes. Mucha gente que trabaja fuera del pueblo, en especial en DF regresa en estos días e incluso regresaban generaciones nacidas fuera ya de él.

Comúnmente se suelen poner ofrendas a tres generaciones, abuelos, padres e hijos. Al preguntar que si se hacía para alguien más me decía: “no porque al papá de mi abuelito yo no lo conocí”. Pregunté si se ponía alguna ofrenda especial a los muertos accidentalmente y si podría ser afuera de la casa y la respuesta fue: “pues si no son perros, son personas, ¿cómo van a comer afuera?, ellos comen adentro de la casa”.


Redistribución de las ofrendas
Los compadres
En teoría la gente dice que las ofrendas al irse de los difuntos adultos el día 2 de noviembre a las doce del día, ya se puede consumir lo que ha quedado y a partir de ese momento hasta los días siguientes entre compadres se reparte la ofrenda. Sin embargo en la casa donde estuve, pude ver que desde la noche del 1º de noviembre llegaban los compadres a dejarles algo de la ofrenda. Como esa noche la madre de familia ya estaba en cama con temperatura, al padre y a mí nos tocó atender a una comadre con su mamá e hijos que llegaron a eso de las 10:30 de la noche, lo cual ya era muy tarde porque la gente se acuesta a eso de las siete de la noche y ya llevábamos un buen rato con las luces apagadas.
            Al llegar la comadre, al señor le entregó un paquete de cigarros: “aquí le traigo estos cigarros compadrito” y él agradeció el gesto. Entre el señor y yo nos pusimos a servirles atole y pan. Llevaban a dos niños, uno de ellos era el ahijado. Al ver que estábamos buscando una inyección las señoras decidieron irse al ver que no era muy apropiada su visita dadas las circunstancias de que la señora de la casa no podía atenderlas ni mantener una plática.
            Ya en la mañana del día dos, la gente comienza a quitar la ofrenda y al dar las 12 del día cuando las campanas dejan de sonar, uno puede ver por todo el pueblo a familias saliendo con canastas cubiertas con carpetas muy coloridas a visitar a sus compadres. Se van creando cadenas, ya que son los ahijados quienes visitan a sus padrinos.


Ahijados                                                                                         Padrinos          



            Pero como los padrinos también tienen compadres que han apadrinado a sus hijos las redes se van volviendo cada vez más complejas.



      



Así se va compartiendo la comida, pero no solo se da la comida de la ofrenda, también se da comida no preparada. Me toco ver como la gente regalaba pollos vivos: “porque en está época sobra la comida y hasta se hecha a perder, mejor que se lo coman cuando quieran”.
La actitud de los compadres es muy ritualizada, entra siempre el compadre ahijado y saluda al compadre padrino, le dice que le trae un regalito y le da las gracias por ser su padrino, el compadre padrino lo recibe y le las gracias, por el pan, mole o lo que hayan llevado y bendice con el signo de la cruz lo recibido y se le da a la comadre madrina quien también lo agradece y lo bendice. Después se les invita a comer. Se procura llevar al ahijado o ahijada. La ofrenda se lleva en las canastas donde se había depositado parte de la ofrenda en el altar.

Las tumbas
Por último en los días siguientes y hay quienes desde la tarde del dos de noviembre, al desbaratar el altar llevan las flores al panteón, pero sobre todo los cabos de las velas y veladoras que aún no se han apagado, tal como si la luz que llevo a los difuntas a la casa los lleve de regreso al panteón. Hay quien recuerda que eso antes se hacía con música y salían en procesión de la casa al panteón las familias, con los niños por delante regando pétalos de cempaxuchitl.

Los evangélicos
Pude apreciar que entre los evangélicos había diversas apreciaciones sobre estos eventos de corte católico. Por un lado se dice que poner ofrendas, son cosas del diablo, sin embargo existen muchas relaciones cordiales y afectuosas entre familiares de distinta denominación religiosa y se visitan entre ellos.
Como es costumbre se comparte la comida entre familiares y conocidos, si un evangélico está en casa de un católico y este último le ofrece de comer el evangélico acepta siempre y cuando lo que le den no haya sido depositado en la ofrenda, porque ya antes se le había ofrecido al diablo. Pero existen evangélicos que no siquiera así consumen lo que se les ofrezca porque esa tipo de comida, no se hace todo el año, solo para esos días.
Por otro lado, si bien los evangélicos no ponen altar, me encontré casas donde preparaban tamales y mole para consumirlos en esos días, incluso pan del que se hace para esos días en forma de animales y canastas.


El muñequito
Si bien, no sé si este personaje u objeto ritual está asociado al fuego, las señoras al cocer los tamales, hacen un pequeño muñequito de masa, el cual le pegan al bote tamalero. Esto es para que cuide los tamales y se cocinen bien. Mucha gente me dice que efectivamente han comprobado que si no lo hacen no están los tamales o solo quedan de un lado. Hubo quién me dijo que si alguien estaba enojado hasta se podía desquitar con él.

Los Difuntos en el Ciclo Ritual

Por último, cabe mencionar que los festejos de difuntos se articulan a un complejo sistema ritual que a lo largo del año. En diciembre se presentan los mayordomos que festejaran a los santos en junio. En Carnaval se le baila a las semillas y se le dedica la fiesta al Diablo. El tres de mayo es el cumpleaños del agua. En junio en la fiesta patronal se festeja a los santos y en noviembre a los difuntos propiamente.
En este sentido en diciembre y junio, si bien las fiestas se dirigen a los santos, también se le rinde culto al agua, al fuego, a la tierra y la campana, pero a su vez, en los banquetes rituales entre padrinos y mayordomos de los santos, se tenía por costumbre poner platos de comida, tortillas, vasos con refino o refresco y cigarros a sus parientes fallecidos en la mesa principal al lado de los mayordomos y padrinos. Cada uno de estos festejos por lo tanto, se articulan al ciclo agrícola pero esa es otra historia.






[1] Dicha etnografía fue realizada durante varias estancia de campo entre los años de 2005 y el 2007.

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