La tona vs el capitalismo
El relato con el que abre Francisco Rojas su libro de cuentos “El diosero” es el de “la tona”. En él, relata como un niño termina llamándose "Juan Bicicleta". Más allá del narración que ha sido una de mis favoritas. No creo que exista categoría más trascendental en el mundo mesoamericano que la de la “tona”, a veces llamado también “nahual”. La tona puede ser entendida como la relación profunda, que mantiene el hombre mesoamericano con la naturaleza. Algunos afirman que la tona es en realidad un espíritu tutelar. Cada niño o niña cuando nace, adquiere una tona, es decir un animal con el cual va estar relacionado toda su vida. Pero es una relación intrínseca, puesto que los destinos de animal - tona y del niño o niña serán el mismo.
Esta idea muestra cuan
relacionado se encuentra dentro de la cosmovisión mesoamericana el humano con
la naturaleza, al grado de plantear a hombres y mujeres como parte de ella y no
sobre ella, o como controlador de la misma. Esta visión viene de antaño por supuesto,
y se ha puesto de moda últimamente ante la amenaza que se cierne sobre nuestro
planeta como espacio de vida único que poseemos.
El ser humano al parecer no
quiere darse cuenta del hecho que destruimos este lugar único. Los “desarrollistas”
hablaran siempre de las posibilidades de empleo, de PIB (Producto Interno Bruto),
y otros argumentos sumamente racionales y bien pensados para convencer a las comunidades
que dejen entrar a mineras extranjeras, grandes hidroeléctricas y demás
linduras. La cuestión trascendental que se pone sobre la mesa es la posibilidad
de seguir existiendo como gran comunidad humana. Sin embargo, si a los hechos meramente
económicos concretos nos atenemos, derivan preguntas incomodas. ¿Por qué las
empresas se tienen que llevar los minerales, agua etc. con una ganancia mayor
que las comunidades? En todo caso, las empresas traen capital, pero si no
necesitaran de esas materias primas no estarían presentes en las comunidades y
no podrían generar más capital. ¿Quién o qué le otorga derecho a una empresa de
extraer lo que se le venga en gana de un territorio que ha estado habitado por
siglos, por uno o varios grupos humanos coexistiendo con ese paisaje?
La moneda está en el aire, capital
contra vida, tal vez ya no estemos a tiempo para detener la destrucción de
nuestro mundo, ¿Cuándo se nos olvidó la
tona? ¿Cuándo se nos olvidó que el destino de la naturaleza está ligado al
nuestro? por lo mientras, queridos amigos, sería mejor buscar nuestra tona,
puesto que no queremos ver que nuestro destino está ligado al de ella.
Alejandro Durán Ortega
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