El futuro hoy, en la preparatoria 1

 

Alumnos de la Preparatoria 1

El día de hoy me presente ante estudiantes de la preparatoria No 1 perteneciente a la Universidad Autónoma del Estado de México. He de decir que mi andar por esas aulas es novedoso. Novedoso en el sentido de que nunca había estado en esta institución específicamente y novedoso porque yo no cursé como estudiante ninguna modalidad parecida a el sistema escolarizado de la educación Media Superior. Yo cursé ese grado en un curioso sistema llamado “Telebachillerato” en el estado de Veracruz. Dicho sistema no poseía las fortalezas en infraestructura y de diversidad docente que sí tienen algunos organismos estatales y las preparatorias y CCHs que pertenecen a la UNAM por ejemplo. En el caso de la prepa 1 de la UAEMX, se cuenta con todo ello. Pero se cuenta además con un elemento que difícilmente he encontrado, como docente de este nivel. (Aunque mi experiencia como docente en dicho nivel educativo se reduce a un semestre en una escuela particular). Se trata de un espíritu que todavía ronda en el nivel medio superior a pesar de todas las vicisitudes que enfrenta la educación: se trata del nacimiento de un “espíritu crítico” y de un “atisbo de curiosidad”.

La curiosidad es la madre de todas las ciencias, la curiosidad se encuentra en la médula de la filosofía; sin en ella, difícilmente te puedes plantear preguntas fundamentales. Se trata de cierta circunstancia infantil (que no infantiloide) de asombro ante la vida; es una rara condición que une al físico cuántico y al poeta.

Por otro lado, habrá que separar al espíritu criticón del espíritu crítico. El primero puede referirse a una puesta en escena, una teatralidad expresada individualmente, pero sostenida ideológicamente; de ahí su alta efectividad, pues dicha postura no se preocupa por entender lo que tiene frente a sí; más bien intenta imponer un punto de vista. Lo segundo está íntimamente ligado a la condición de curiosidad. Intenta llegar a una interpretación factible; para ello, se tiene que comenzar cuestionando los propios moldes de pensamiento. Aquí no importa lo que creas, sino cómo llegar a una respuesta más fina. Se necesita partir luego de datos; datos específicos que refieran a realidades complejas; y entonces sí, cuestionar la realidad. Proceso dialéctico eterno.

En las preguntas que me fueron planteadas no encontré, deseos de “salir del paso”, afán de protagonismo; no, todo lo contrario. Muchas de las dudas de estos jóvenes me hicieron replantearme mis propios caminos de escritura y de sentido de vida. Les agradezco en verdad, este hecho. Agradezco sobre también a los docentes por haberme invitado a conocer este maravilloso mundo. Un honor. 

En fin, que, en todo caso, me encontrado entre estos muchachos, verdaderas promesas. Y yo que soy un escéptico del bienestar futuro, me he quedado con un pensamiento donde el cambio es posible.  Al parecer la ciencia, la literatura, la naturaleza y la vida humana aún poseen esperanzas. Esperemos que así sea y hagamos algo por que se cumpla. 

Alejandro Durán Ortega

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