27 de mayo de 2024 Futbol y política

 Hace años, cuando era yo chiquillo ayudaba yo a mi padre a colocar en la calle donde vivíamos una serie de banderitas de lo que se llamaba “Frente Cardenista”. Estaba yo encaramado en una escalera, colgando aquella propaganda, cuando pasó una vecina que más o menos era de mi edad, 14 o 15 años y, cuando ella vio que estábamos colgando aquellas banderolas, empezó a gritar “chiquiti boom… el PRI; el PRI, ra ra ra” etc. Ya saben, la porra que se utilizaba mucho en cualquier lado, incluidos por supuesto, los estadios de futbol. Dado que esa misma actitud se le había visto a ella misma defendiendo al América, que como saben es un equipo de futbol me nació la inquietud de que, si ella no estaría confundiendo una lucha futbolística con una lucha, política. Idea que hasta el día de hoy me ronda la cabeza.



Digo todo lo anterior, porque ayer un vecino me preguntó sobre quién sería campeón en el futbol mexicano. – “Los pumas” – respondí rápidamente. Sobra decir que escupió la caguama que estaba tomando y luego de que paró su risa, me explico que jugaban América y Cruz Azul la final. Sin embargo, a mi favor diré que esta respuesta la doy cada que alguien me pregunta cosas como esa; por ejemplo, ¿cuál es el mejor equipo? Yo diré “Los pumas”; mi respuesta es invariable. Incluso en alguna apuesta donde este involucrado el equipo, así sea que estuviera seguro de su derrota, mi decisión sería la misma. Siempre por los pumas. ¿Por qué lo hago? Porque mi relación con esos colores deriva de una relación puramente emocional.

Por supuesto sé, que existen equipos mejores, sé que en determinados momentos el equipo puede o no pude estar en mejor forma; que hay equipos superiores y que en muchas ocasiones los universitarios han sido goleados horrendamente. Elegir un equipo de futbol no pasa por la razón, sino por la emoción, no necesitas mucho seso para eso, por ello, los dueños se preocupan por la imagen, por los himnos, y por la creación de héroes que legitimen la grandeza de un equipo. Todo eso se resume en mercadotecnia. A la mercadotecnia no le preocupa mucho decir la verdad sino vender, y parece ser que vender se hace más fácil cuando apelas a la emoción. Ahora bien, elegir apoyar una propuesta política tendría que pasar por el análisis y la razón y se supone que a esto apelarían las propuestas que en campaña se exponen; pero a veces. sólo a veces parece que las propuestas callan para dar paso a la mercadotecnia. Candidatos populares, cantantes, futbolistas, cancioncitas pegajosas, frases armadas y repetidas mil veces, colores llamativos, concentraciones vistosas, contratación de grupos populares, mejoramiento de la imagen física del candidato; (a), y un largo etc. En ese sentido no tenemos campañas, sino estrategias de mercado; no apelan a la razón, sino al sentimiento.

Tomando en cuenta todo ello no sería bueno, ¿prohibir la mercadotecnia en las campañas políticas? Por ejemplo, que los partidos presentarán sus propuestas exclusivamente por escrito y que la campaña se restringiera a leerlas. Prohibir la impresión de mantas, lonas, volantes y etc. Prohibir las concentraciones presenciales, masivas, que sólo dejan basura y son pretexto para el uso y abuso de líderes locales. En fin, ideas que se le ocurren a uno.

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