Almas Muertas. (Con el permiso del Maestro Gogol)
Almas muertas que no esperan ni hacen cambios, no oyen, no sueñan, ¡vaya! ¡que no reaccionan!, la actitud clásica del muerto, inmóvil, el mundo para él es incoloro, insípido e intratable; se está en él mediante el cuerpo pero no mediante el alma.
Como Lázaro, algo tendría que pasar para que se levanten estas almas muertas. La causa del deceso parece evidente, se las llevo el "yo", se las manducó el "mio". Enfermedad terrible, con síntomas bien visibles. En el comienzo, aquella alma muerta no era tal, había nacido bajo el mismo cielo y sobre la misma tierra que todas, de niña jugaba con otras almas con las cuales compartía todo, pero poco a poco, por medio de los sentidos, (pero más por la visión) le fueron enseñando una idea, una al parecer, ¡fabulosa idea!: las cosas cambiaban de esencia si se les agrega un "adjetivo posesivo". Y sí, el alma se preocupó entonces por su juguete y no por el juguete, por su tarea y no por la tarea. Ya de mayor, aquella alma veía por su trabajo y no por el trabajo; por su casa y no por la casa, poco a poco las cosas dejaban de ser lo que son: "cosas en si", y por medio del "posesivo" se convirtieron en propiedades privadas.
Sin darse cuenta, esta alma fue viviendo por y para el "posesivo", lo cual implica el fortalecimiento del "yo" a través del olvido, rechazo y persecución del "otro", sobre todo aquel "otro" que es diferente: el gay, el moreno, el negro, el indio, el del otro sexo, el niño etc. etc. La vida a través del "yo" es en realidad una falacia, pues aquella pobre alma vive solo para darle vida al "posesivo", es decir, en realidad va muriendo.
Así pues, queriendo fortalecer el "yo", se fortalece el "mio" y poco a poco, por medio de esta perversa dinámica, las cosas cambian de estatus: el agua ya no es simplemente agua, pues se convierte en "mi agua"; así ha ocurrido con el cielo, el aire, la tierra, la esperanza y muchas, muchas otras cosas. Todas estas cosas se pueden ahora vender, alquilar y rematar a cualquier alma muerta que quiera seguir fortaleciendo su "yo", y así volver a un circulo terrible y devastador.
Alejandro Durán Ortega
Comentarios
Publicar un comentario