Intermediarios agrícolas y comparaciones históricas.

El intermediario anda por en medio y andar por las medianías de cualquier cosa, posee espíritu complicado. Todo ello depende en medio de qué o de quiénes, ande uno. Los que andan ahorita por en medio son grandes intermediarios agrícolas, que han puesto a las familias mexicanas en un verdadero embrollo. Estos grandes Intermediarios se hayan entre el consumidor final y el productor, y las diferencias de precios de los productos que genera uno y consume el otro son abismales.

“Grandes intermediarios ofertan al consumidor mexicano productos agrícolas básicos a precios de entre 100, 200 y hasta 680 por ciento más elevados respecto a los que los consiguen directamente de los productores de campo, (…)”

https://www.jornada.com.mx/2022/05/02/economia/021n1eco

¡Válgame, San Isidro! ¿Cómo es qué, así nomás, pagamos 680% más del valor original de un producto?, si ya el 100 es indecente, imagine usted la primera cifra. Pero ante este hecho tenemos que hacernos dos preguntas, la primera es ¿cómo se produce este fenómeno? Y la segunda ¿por qué nadie dice nada?

Me atrevo a generar una hipótesis al vuelo, sobre la segunda: Nadie dice nada, porque la mayoría, no sabe nada al respecto y, de aquellos que sí lo saben, unos no tienen mecanismos de hacerse oír (los pequeños productores y transportistas) y a los otros no les interesa que se oiga (Grandes Intermediarios). Digo que la mayoría nos sabe nada porque, los mundos del productor agrícola y del consumidor, no tiene puntos de relación. La gran masa de consumidores no sabe de dónde, o cómo, o quién, produce lo que ellos tan amablemente, compran y luego degustan. Recuerdo a un niño que a la pregunta de ¿de dónde viene la leche? Contestó “del supermercado”. No se le culpe, pues, por un lado, y en su pequeño mundo, el dicho tiene razón y, por el otro, la mayoría de nosotros no sabemos de dónde vienen el 99% de productos que consumimos. De esta manera, si el consumidor no sabe cómo llegó al tianguis un pepino, menos sabrá que está involucrado en un sistema que beneficia a unos cuántos intermediarios; y en todo caso en este mundo posmoderno, la mayoría sólo se preocupa por sí mismo.

¿Cuál es el proceso que genera esta inequitativa manera del mercado agrícola? La misma nota nos habla de ello.

Al desmenuzar los datos del estudio del organismo privado, se observa que el precio de cada uno de ellos (productos agrícolas) se dispara conforme pasa por los diferentes filtros antes de llegar al consumidor final, específicamente cuando llega a los intermediarios (empresas comercializadoras) entre los productores de campo y las familias que los consumen.

El ejemplo más alarmante es el del nopal, cuyo precio al productor, es decir, lo que le pagan por su producto, es 2.7 pesos, para repartidores es de 3.4 pesos, para vendedores al mayoreo es de 3.84 pesos, mientras para el consumidor final es de 29.9 pesos. Es decir, entre el costo al que lo compran los comerciantes y al que lo hacen las familias, hay una diferencia de 680 por ciento.

Así pues, el mismo proceso, encarece el producto, esto es normal, pues cada uno saca su tajada, que es justo trabajo a su pago. Pero esperen, con amigo historiador platicaba sobre el hecho, (que apunta la nota arriba citada), de que en el proceso de hacer llegar un producto agrícola, de la mano del campesino, a la mesa del mexicano, dicho producto se encarecía; (cosa que como ya señalé es por lo demás normal y justa, pues cada uno de los que interviene desea y debe llevarse una parte) y aquel me decía: “la cuestión no es nada nueva, recuerda las alcabalas en la época colonial, que dieron como resultado el enojo de la población y son antecedente de la independencia”. (Todo ello puede leerse con voz de erudito).

Antes de escribir lo que le respondí quisiera, apuntar que las alcabalas que menciona mi amigo, son un impuesto que implementó la corona española que básicamente consistía en cobrar un 2% del valor del producto, es decir es un impuesto por ventas, y se cobraba cada que se pasaba por una aduana.

 “el derecho de alcabala pertenece al rey y se manda cobrar en las indias”. En las leyes de Indias se estipula quiénes debían pagar la alcabala, estos fueron: vecinos, encomenderos, mercaderes, troperos, roperos, viandantes (mercaderes sin casa), forasteros, los plateros (la de plata y oro), boticarios, zapateros, herradores, buhoneros, silleros, freneros y soldados.

La norma general fue en el sentido de que: “todas las personas no exceptuadas por leyes de este título, han de pagar alcabala de todas las cosas que se cogieren, criaren, vendieren y contrataren de labranza, crianza, frutos y granjerías, tratos y oficios en cualquier otra forma.” En 1576 se dispuso que el cobro de la alcabala fuera al dos por ciento, más adelante en 1609 el pago debía hacerse en reales y ya no en plata.

https://revistas.juridicas.unam.mx/index.php/hechos-y-derechos/article/view/7026/8962

Retomando la respuesta a mi amigo, le señalé que la alcabala era un impuesto, y como tal sólo el Estado lo aplicaba (aunque en cierto tiempo se concesionó a particulares) y por otro lado sí, efectivamente cuando las reformas borbónicas agudizaron el cobro de alcabalas, se creó un caldo de cultivo para lo que después sería la guerra de independencia. Aunque para este último, tendríamos que agregar cuatro o cinco cosas más.

Tenemos que separar muy bien, lo que compete al Estado y lo que compete a “los amantes del dinero” La diferencia con la actualidad es que mientras en la Nueva España el Estado controlaba más o menos el comercio, cada vez menos por supuesto. En la actualidad tenemos una ausencia total del Estado. ¿Por qué digo que hay una ausencia de Estado?, porque de otra manera el capitalismo voraz no sé impondría de manera tan sencilla. La misma nota de la jornada dice adelante, para explicar este encarecimiento:

“(…) la carestía de los productos es en gran parte consecuencia del aprovechamiento, especulación, acaparamiento y enriquecimiento de unos cuantos.”

Detengamos tantito, no vaya siendo que nos confundamos y nos anden gritando “progresistas” o “conservadores”. La cuestión es que necesitamos un Estado fuerte que permita la competencia equitativa sí, pero que no permita el abuso. Un Estado responsable no permitiría a unos cuantos enriquecerse a través de:

1) aprovechar

2) especular

3) acaparar

Tendríamos que aclarar que se entiende por cada una de estas tres cosas, y además mencionar que las alcabalas, no murieron con la independencia y, de cuando en cuando se asoman camuflajeadas el día de hoy. Pero como este texto se me he alargado y yo ando medio soñoliento aquí le paramos.

Alejandro Durán Ortega

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