Cultura y Turismo no son lo mismo.


 Vámonos poniendo de acuerdo sin baldosas resbalosas ni atolladeros pragmáticos, en sentido estricto el turismo nada tiene que ver con la cultura y si de la segunda se hace vitrina de supermercado, para hallarle “viabilidad”, es que no se ha entendido el importante papel del arte y la cultura en cualquier sociedad. Amén de que, en cualquier presupuesto municipal, estatal y federal, arte ciencia y cultura sea prácticamente nulo, pretender ahora supeditar cultura a mero apéndice de turismo es andar muy confundido. Veracruz ha sufrido de por sí una inequitativa distribución del presupuesto destinado a la cultura, concentrándose este, sobre todo en la zona centro del estado con programas de música, danza, teatro, artes visuales, etc.

Por otro lado, las expresiones artístico culturales de la periferia son las más de las veces fruto de impulsos locales individuales, o de grupos y colectivos de la sociedad civil y no de un programa estatal. Sería bueno cuestionar, cuando un habitante joven de Texcatepec, Ilamatlán o Huayacocotla, por mencionar sólo tres municipios de esta sierra, ha pensado en estudiar teatro, música de cámara o de orquesta, pintura, cine, ¿tienen posibilidad de acceder a la formación de estas artes cerca de sus lugares de origen? Preguntemos, por ejemplo, ¿dónde se formó Mardonio Carballo? ¿Será qué en su natal Chicontepec, tuvo esa posibilidad?

 En el caso de las expresiones culturales populares, son utilizadas por los gobiernos en turno, como alegorías que embellecen actos políticos, para lucir “identidades” que, en muchos de los casos no conocen y mucho menos entienden, incluidos los políticos locales, que presumen carnavales, días de muertos o fiestas patronales que han sido fruto del empuje cultural ejercido por las identidades locales y que no pasan por lo político, pero que son usadas por estos actores con dichos fines.

El turismo por su parte debe formar parte de un plan de diferente naturaleza, pues no se puede negar la trascendencia económica de la actividad, pero en dicha actividad no debe estar en juego la “museificación” de la cultura corriendo el riesgo de vaciarla de contenido.

Es obligación del Estado dar presupuesto suficiente a la cultura. La cultura y el arte, queridos, queridas son la primera y última frontera frente a la barbarie, es el lazo que resiste ante la andanada de vacuidad ejercida en un mundo donde el “tener” se ha vuelto sinónimo de ser. Son la copa que permite pasar el trago amargo y seguir siendo humanos, es lo que permitió sobrevivir a las pandemias, las guerras y las soledades. La grandeza de Goya, de Cervantes, de Rulfo, no se mide en número de visitantes curiosos, la trascendencia de López y Fuentes y Jorge Cuesta, no radica en cuántos turistas llegan a Zontecomatlán o a Córdoba, sino que su obra ha sido gota en el mar del baluarte de lo humano y lo humano queridos, queridas no debería estar sometido a la vulgar vendimia.

Alejandro Durán Ortega 


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Comentarios

  1. Maestro Alejandro Durán. Pues, sí. La ciencia, el arte y la cultura, parecen ser usadas por la clase gobernante, como puntales para sostener un endeble andamiaje político-ideológico que le cuesta trabajo entender que, cada una de estas disciplinas es un campo infinito de la sabiduría y de la conciencia humana.

    Ser científico, ser artista o gestor cultural, implica en sus respectivos dominios disciplinares una entrega y una especialización tan importante como la de un político.

    El problema es que la clase política se impone y domina a los demás estamentos, como si tuvieran lá autoridad moral, intelectual y humana, para imponer sus precarios modelos acerca de la convivencia humana.

    Al final, todo parece revolverse en un río de demagogia en el que parecería un juego de poder, en el que, los más listos subyugan a los aparentemente más tontos.

    Sin embargo, las cosas caen por su propio peso. Ante esta debacle político-cultural, queda a los artistas y creativos generar productos culturales disruptivos que sean capaces de enfrentar esa maquinaria de sojuzgamiento hacia la cultura, la ciencia y el arte.

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    1. Tienes razón querido Jesús, la clase política se impone, sin embargo, debería albergar en su actuar la mejor estrategia para la sociedad y advierto que muchos de ellos sólo se entretienen en la mejor manera de sumar votos que les permitan prebendas. Saludos y un placer leerte.

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    2. Hola alejandro, tu escrito, muy bueno y crítico, me hizo pensar en diferentes cuestiones. Me dije que el turismo está hecho principalmente para la distracción-diversión, para el que una embarrada de cultura y tradición, sólo lo aderezan un poco más, y por desgracia eso es lo que espera el turista, y el político lo sabe y lo usa para sus mezquinos intereses.Es un círculo vicioso, casi una relación simbiótica.
      .
      Hitler y sus generales podían disfrutar de Wagner o de Beethiven, de leer a Goethe o a Nietzsche y salir después a matar y quemar a miles de niños, mujeres y hombres judíos, con una saña en extremo enferma... me pregunto: ¿De qué manera los humanizaba la cultura?
      Tal vez sea un ejemplo extremo, pero lo que quiero decir es que es cuestionable que la cultura (la alta cultura) humanice al hombre, esta es manipulada también por el mismo artista, el filósofo y el hombre de cultura. Creo que la verdadera cultura debería ser de hechos y actos que teansformen al ser humano, no quedarse en bellas palabras o bellas obras de arte.

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    3. Es bien interesante lo que expones querido anónimo. Fíjate que sí, he pensado varias veces en lo que has señalado respecto a la relación de la “alta cultura” con ciertos personajes; es evidente que nadie podría defender en términos éticos las actitudes malsanas que mostraron durante su vida; pero también lo es, que la forma en la que interpretaban las expresiones artísticas estaba determinada por su condición mental. No sólo este tipo de seres, sino todos estamos condicionados por nuestro propio capital cultural; sin embargo, trátese al arte como expresión de toda la condición humana; ésta, por supuesto, no necesariamente ronda por el bien, la justicia, la paz y la vida, (condiciones para el discernimiento espiritual, propuestas por Ignacio de Loyola). He aquí lo contradictorio del arte: una obra puede ser bella o sublime, independientemente del autor o del espectador. La obra de Rulfo, por ejemplo, trata de cuestiones terribles, abusos, muerte, dolor, pero es monumental y clarificadora de la condición humana, terrible sí, pero humana. En fin, el tema da para otro escrito más largo, prometo pronto realizarlo. Gracias por tus reflexiones y agradezco infinitamente que me leas; cosa que, por cierto, poco a poco se ha ido perdiendo. Abrazo fraterno

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