Oruga cosmos
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Fotografía: Alejandro Durán Ortega |
Anduve buscando a Dios y en ello implementé una vida; anduve buscando a Dios cuando el terror me abrazaba y no hallé respuesta.
Anduve buscando a Dios con las manos vacías y en
mi desesperanza caí de rodillas y le pedí me diera. Sólo el silencio craqueló
mi alma; entonces me convencí de que no existía.
Anduve buscando a Dios y miré alrededor y cada
cosa de este mundo me gritaba que no había nada, que estamos solos: allá una
niña violada; acá un idiota asesinaba; aquí, él engañaba y así…el odio se
encaramaba como única herramienta para sobrevivir en él.
Entonces me levanté y junté
evidencias y una vez que tuve muchas, se las escupí a gritos, gimiendo, “¡no
existes, pedazo de fábula de idiotas y débiles!”. Todo esto lo compartí por
años con otros que, como yo, hallábamos placer en ello.
Paso tiempo y seguía vivo…Un día
encontré a una curiosa oruga, sus vivos colores me llenaron de alegría, su
camuflaje le hacía parecer temible y adorable; investigué el nombre y quise guardar
su imagen. Supe que era conocida como “oruga cosmos”; debido a que posee, seis
puntos luminosos en cada costado. Sentado,
por un par de horas la contemplé sin quitarle la vista de encima. Quise saber
para qué servía aquella curiosa cola; me levanté entonces a investigar y en
cuanto regresaba pude ver cómo, un cuitlacoche pico curvo la levantó alzando el
vuelo con ella. Me quedé mirándolos, hasta que perdí a los dos en el aire. Quedé
un rato pasmado y entonces entendí que aquella ave había devorado al cosmos y
que yo, no había sabido ver a Dios.
Alejandro Durán Ortega
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