Rescribiendo la historia zapoteca istmeña. 1847
Teclas Invitadas: Gubidxa Guerrero / Etnohistoriador
Gubidxa Guerrero (1° de Mayo de 1983. Juchitán). Dirige la revista
Guidxizá (Nación Zapoteca), y es colaborador de varias publicaciones literarias
y de ciencias sociales. Ha escrito en diarios de circulación nacional y sus
trabajos se han publicado en algunos libros colectivos. Actualmente trabaja
como columnista de opinión en el diario Noticias, Voz en Imagen de Oaxaca y
Enfoque Diario. También es Presidente del Consejo Directivo del Comité
Melendre, agrupación que trabaja en pro de la reafirmación étnica binnizá.
http://papelesdelsol.blogspot.mx/
El domingo 23 de febrero de
2014 el suplemento cultural del Comité Melendre, Guidxizá, una mirada a
nuestros pueblos, publicó un documento inédito firmado por José Gregorio
Meléndez en 1847, además de otros personajes. El documento referido es
doblemente importante no sólo por ser un pronunciamiento de un momento
histórico crucial, sino porque con esa acta se echa abajo la versión que se ha
venido sosteniendo durante casi ochenta años acerca de la historia istmeña.
Desde que apareció ‘Historia de Oaxaca 1821-1854’, en el
año de 1935, libro de Jorge Fernando Iturribarría, cronista oaxaqueño que escribió
la historia oficial del Estado, por así decir, se ha repetido lo siguiente: el
15 de febrero de 1847 se vivió un golpe de Estado en el Fuerte de Santo Domingo
de la capital de Oaxaca. Dicho pronunciamiento fue promovido por ‘los Polkos’,
como eran conocidos los miembros del Partido Conservador de la época, ya que
‘la polka’ era la danza de moda entre dicho círculo social. Este golpe se
realizaba para que no surtieran efecto las medidas tomadas por el Presidente de
la República, Valentín Gómez Farías, con la intención de hacerse de recursos
económicos con los cuales sostener la defensa de México ante la intervención
norteamericana (recordemos que de 1846 a 1848 México fue agredido, y finalmente
ocupado, por fuerzas militares estadounidenses). Se dice que el pronunciamiento
de ‘los Polkos’ en Oaxaca fue secundado por el Barrio de San Blas,
perteneciente a Tehuantepec; golpe que, según Iturribarría, contó con la
adhesión del pueblo de Juchitán, que ocupó la cabecera del Departamento en
alianza con los tehuanos de San Blas.
Muchos investigadores dimos por buena la versión de
Iturribarría, pues no existían documentos que sostuvieran otra cosa. Lo cierto es que el cronista oaxaqueño,
autor del libro de historia al que me he referido, no es del todo exacto.
Juchitán no se sumó al pronunciamiento de San Blas. De hecho, este barrio que
entonces pertenecía a Tehuantepec (se independizó 21 años después) no fue el
único que se adhirió a ‘los Polkos’. Hicieron lo mismo el Ayuntamiento de
Tehuantepec (bajo protesta), la Villa de Jalapa, Tenango, Tequisistlán, Mixtequilla,
Huilotepec y casi todas las poblaciones istmeñas. No por razones ideológicas
sino políticas. No le veían caso resistir a las fuerzas de la capital cuando,
inclusive, otros Estados del país se habían pronunciado a favor de los
conservadores.
No ocurrió así con el pequeño pueblo de Juchitán, que
optó por desconocer el golpe dado en la capital del Estado, secundado en la
capital departamental. El 26 de febrero de 1847 fue convocada la asamblea
juchiteca que apoyó la propuesta de las autoridades locales y de sus
‘principales’, desconociendo el pronunciamiento de los Polkos. Entre otros
puntos, Juchitán declaró:
“1º El partido político de Juchitán desconoce en todas
sus partes, el motín promovido en la capital del Estado el 15, que secundó la
cabecera del Departamento de Tehuantepec el 21, por juzgarlo inconveniente a
las instituciones, reglas, y ordenes que establecieron las autoridades que
fungían constitucionalmente.
“2º Asimismo
se desconocerán todas las ordenes que le fueren dirigidas, por las autoridades
establecidas á virtud de tales ocurrencias, quedando solamente sujeto a las que
tenga a bien dictar el Gobierno de la Nación.
5º El
partido de Juchitán, no hostilizará a la cabecera de Tehuantepec, entre tanto
esta no tome providencias hostiles, para contrariar el sentido de la presente
acta, pues su ánimo es no hacer que se derrame la sangre mexicana inútilmente,
teniendo que combatir con el enemigo extranjero, pero si llegase a entender que
esta enfatuada de un exceso de indignación quisiere perturbar el orden público
en este partido, se verá en el penoso caso de sostener su manifestación a costa
de un sacrificio que le será muy doloroso por las tristes circunstancias en que
se encuentra la Republica […]”
Con lo anterior, el pueblo no pudo dejar más clara su
postura. Juchitán daba un ‘no’ rotundo a Oaxaca y al bando conservador, pese a
los riesgos que ello implicaba. El documento recién publicado desmiente lo
dicho por Iturribarría, quien afirmaba que los juchitecos habían apoyado el
golpe de Estado del Fuerte de Santo Domingo.
Posteriormente se dieron varias batallas. José Gregorio
Meléndez tomó Tehuantepec, aliándose, no con los blaseños, sino con los
tehuanos de otros barrios, restituyendo a las autoridades legítimas de la
Villa. En pocas semanas Meléndez y los suyos consiguieron controlar las
principales poblaciones del Departamento y lo mantuvieron independiente del
Estado de Oaxaca por el resto de ese año. Es decir, los conservadores no
pudieron gobernar en el Istmo donde, en cambio, fungió como gobernador José
Gregorio Meléndez.
Cuando ‘los Polkos’ fueron derrotados a nivel estatal en
el mes de octubre, ocupó la gubernatura de Oaxaca un personaje llamado Benito
Juárez García, quien en lugar de agradecer a Meléndez y a los zapotecos istmeños,
lo destituyó porque “no hubo autoridades superiores que les expidiesen sus
títulos conforme a las leyes”, provocando con ello una profunda decepción entre
quienes arriesgaron sus vidas por resistir a los enemigos comunes. La decisión
tuvo consecuencias. Pero esa es otra historia.
Fotorgrafias: Fuentes http://www.maureengosling.com/ramo/spanish/espano.html
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