La sangre y el juego de Pelota en México.
Estoy parado frente a la ventana; lumbrera que deja entrever pisadas vetustas. Lo añejo me observa y hago lo propio;
en diálogo nos mantenemos. ¡Claro!, se trata de meras posturas propias, que derivan
de lo observado. Aun con todo, siempre me ha parecido entretenido entablar metodología dialéctica, entre creencia y razón, ¿o acaso entre romanticismo y evidencia?
Las piedras me cuestionan. Restos reconstruidos por los arqueólogos del INAH se
dan a la luz al público en general: se trata, según expertos, del templo de Ehécatl y de una plataforma de nueve
metros de ancho que está delimitada por el cabezal poniente de la Cancha del
Juego de Pelota.
Se detiene el pensamiento en Ehécatl Dios prehispánico del viento entre
los mexicas. Recuerdo las entrevistas realizadas por mí, entre los nahuas de Tecuapa, Zontecomatlán, Veracruz
sobre ajakatl, el viento que puede afectar
a la gente.
Pero la mente puede ser
quisquillosa, y me vuelca ahora hacia el juego de pelota prehispánico, me ataja
en esos nueve metros de piedra expuestas y rememoro las lecturas sobre el
antiguo juego. El Popol Vuh nos da
noticias de los gemelos Hunahpu y
Xbalanqué que en juego de pelota derrotan a los dioses del inframundo y se
trocan en Sol y Luna, respectivamente. Pero este no es lugar maya, sino mexica.
Las ventanas viven ahora en la Calle de Guatemala 16, Centro Histórico de la
Ciudad de México y parado bajo esta calle me pregunto si los transeúntes saben,
qué existe y existió, debajo sus pies. En todo caso, como ya señalé, las fuentes
son sobre mexicas. Busco y encuentro:
"Pero si merece
llamar nuestra atención los dos juegos de pelota. Ya sabemos que el Tlactli donde se jugaba era una
representación de los movimientos del sol o de la luna. Conocemos ya su forma y
la manera de jugar, y únicamente agregaremos que tenían de largo unos cien pies
por treinta de ancho, siendo más en los dos extremos donde los jugadores se
ponían. Eran dos en el templo mayor de México, el uno se llamaba Teotlacho, y simbolizaba los movimientos
del sol, y el otro Tezcatlacho con referencia
a los de la luna; el primero quedaba, según se infiere de lo que vagamente dice
Sahagún, entre el gran teocalli y Yopico;
y el segundo, al lado opuesto e inmediato al Calmecác. En ambos
lugares, a más de jugarse a la pelota, se hacían sacrificios especiales: en el
primero en la fiesta Panquetzaliztli,
mataban a los cautivos llamados Amapanme,
y en el segundo sacrificaban a otros cuando caía el signo ome ácatl" (México a través de
los Siglos, Tomo II, Libro Quinto, Capítulo V, p. 335)
Los restos que observo son del primero
descrito en la cita, y así lo infiere también Matos Moctezuma quien señala que:
“Durante las
labores en el predio Guatemala 16 (.. )el PAU descubrió también una plataforma de nueve metros de ancho
limitada por el cabezal poniente de la Cancha del Juego de Pelota. En este
espacio, que estaba alineado al adoratorio de Huitzilopochtli, se detectaron
los restos de una escalinata por donde debieron ingresar los combatientes a la
cancha ritual.” (https://www.inah.gob.mx/boletines/6225-revelan-hallazgo-arqueologico-del-templo-de-ehecatl-y-el-juego-de-pelota-de-mexico-tenochtitlan)
También da razón de los
sacrificios:
Fue bajo el
piso de una escalinata remetida a la plataforma que limita al norte el Juego de
Pelota, que los arqueólogos del INAH ubicaron la única ofrenda ritual hallada
hasta ahora en las excavaciones en el lugar. La población estaba conformada por
varios grupos de cervicales humanas que aún guardaban su posición anatómica,
que correspondían a una treintena de individuos cuyas edades oscilaban desde
infantiles (0-6 años) hasta juveniles. (https://www.inah.gob.mx/boletines/6225-revelan-hallazgo-arqueologico-del-templo-de-ehecatl-y-el-juego-de-pelota-de-mexico-tenochtitlan)
La pregunta flota, se acurruca y
no quiere salir, ¿Qué motivaba este derramamiento de sangre? La respuesta está
a la vista, una cosmovisión específica donde el líquido carmín era necesario para la
continuidad del universo.
Amén, de que conozco algunos juegos
de pelota prehispánicos en Huayacocotla y Zacaulpan, Veracruz, aún sin intervención del INAH, y de los cuales me reservo ubicación
para no dar paso al saqueo, tal parece que este juego ha renacido en varios
estados de la actual República Mexicana. Sí, claro, hay noticia de ello:
Un grupo de
mexicanos rescata el deporte de aztecas, mayas y totonacas a través de una
adaptación del juego original en 17 estados de su país
(https://elpais.com/internacional/2017/12/03/la_serpiente_emplumada/1512332599_416640.html)
Lo bueno, lo extraordinario es
que no hay más sacrificios humanos en el juego, la sangre se ha detenido. ¿Cómo
dice usted? ¿Qué cosa del otro juego? ¡Ah caray! Saludos a la FIFA, quien no
suspende los partidos, saludos a los dueños de los equipos, saludos al
gobernador de Querétaro que al fin y al cabo ya nuestro cabecita de algodón
dijo que todo lo hace bien, y ya informó adecuadamente. Y no sigo, porque el hígado
no anda para aguantar sandeces.
Alejandro Durán Ortega
Jajajaja me encantó el final
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