A las lupitas
“Lupita es lugar
común”, me dijo un amigo. No, claro que no. Pienso que “Lupita” es camino andado,
es memoria antigua; miren, piénsenlo con calma. De aspiraciones huecas estamos llenos,
y esas pretensiones se cristalizan en la búsqueda de nombres extranjeros y
lejanos que pretenden en principio llenar con nombres, los imaginados vacíos. Así,
una Kimberly, un Brayan, un Luca, una Nastienka, pretenden alejarse de lo que
somos y ser muestra de modernidad. No es el caso de María, Emiliano o Sixto que
son nombres que tienen media raíz en esta tierra. Pero el caso de Lupita es total,
primero porque de Guadalupe se trocó en Lupe y haciéndola mexicana, se nos
convirtió en Lupita. Su nombre se pinta hispano y americano. No, no es común,
es histórico, porque estoy seguro que cada Lupita sabe dónde está parada. Un
abrazo a todas y cada una de ellas.
Alejandro Durán Ortega
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