Hans Giébe, los mil y un soliloquios y las jaculatorias

Hans Giébe

¿Cómo pensamos? Sin ser neurobiólogo me atrevo a decir que en la mayoría de nosotros los pensamientos se nos presentan coyunturales, y que en verdad éstos dominan gran parte de las decisiones que tomamos. Pasa el vecino; sí, aquel que te cae como patada en el hígado, ese que pone narcocorridos todos los fines de semana y se cree jefe de la mafia, aunque en verdad es narcotlapalero y ¡zaz! Es capaz de cambiar tu estado de ánimo. La mente te traiciona y en verdad su grotesca imagen se apodera de ti. O tal vez, vas conduciendo en la carretera y distingues una nube, y sin querer piensas en la relación nube – humedad – falta de nube – sequía. De ahí recuerdas la necesidad de recolectar el agua de lluvia, piensas en tu propia casa, y te viene un confort, ahí ya tienes cisterna captadora, y luego como nubarrones, vienen la idea del representante político que te quiere cobrar el agua que otorga el pueblo cuando no te llega ni gota, ¡mierda de políticos! ¡vaya rateros! Y así de la nube, llegas a la política nacional. Así pues, estamos hechos de pensamientos coyunturales.





En resumidas cuentas, el pensamiento es aleatorio y circunstancial. Pero ¿qué hacer con estos pensamientos? En principio, se necesita ordenarlos, el método se vuelve fundamental, esto lo sabe cualquier científico bien formado. Sin orden, esos pensamientos no te sirven para nada, sin embargo, hay otra manera, hay otro espacio creativo; se trata del aforismo, forma literaria que produce máximas. Se trata de expresiones ordenadas y poéticas, pequeñas pero deliciosas. Se necesita un chef preparado para ofrecerlos. Hans Giébe, poeta del vecino municipio de Huasca, Hidalgo, ofrece de estos bocadillos selectos. Pueden estos aforismos, funcionar como jaculatorias.

Su texto “Soliloquios” contiene mil y un aforismos, contundentes unos:

“Imaginemos la última rebanada del planeta y diez sujetos casi muertos de hambre al su alrededor…No habrá más espacios para éticas” (Aforismo 317)

Críticos otros: “Noventa por ciento de la conducta humana bien puede explicarse con etología” (Aforismo, 518)

E incluso pasionales: “El amor se deleita mucho mejor en espasmos” (Aforismo, 717)

Pues bien, usted puede hacerse de este texto y echarle una mirada; leer, sí así se lo permite su prudencia, uno por día. Con ello desarrollará un hábito y en mil y un días o bien se volverá aforístico “hansiano” o bien terminará por buscarlo para reclamarle. En todo caso recuerde, “Una palabra puede llegar demasiado tarde, precisamente, cuando el sentido de la expresión ya es nulo” (Aforismo 671)


Alejandro Durán Ortega

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