Eso de los sobrenombres.

La práctica de poner sobrenombres es algo muy común en todas partes y en todo estrato social. Los hay de todos tipos, desde el que enfatiza una característica física, hasta el que se refiere a una mental, o a una actitud, a un gesto, etc. En fin, que casi cualquier cosa sirve de pretexto para buscar y proponer apodos. Existen además quienes deploran la cuestión y hay a otros a quienes no les incomoda, incluso algunos son conocidos únicamente por su sobrenombre o apodo y no por su nombre real, tanto así que procuran guardarlos para la posteridad.

Cuando vayan a Tulancingo, Hidalgo pueden observar saliendo de la Central de Autobuses, dos bancas de cemento donde los taxistas han procurado dejar su huella. Grabados en el cemento, uno pude preguntarse sobre las razones que llevaron a alguien a llamar a otro el "Me envidias" y también imaginar por las razones del sobrenombre del Matalocas. Además están allí plasmados, el Cachibombo, el Matute, la Cotorra, el Pestañas, el Winie Poo, el Boa, el Diablito, el Coruco y suponemos su hijo real o putativo el Coruquito. Tenemos también el Foca, al Bomba, el Comelón, el Cosita, el Patrón, el Perrón y el Tatu, éste último muy común. Por otro lado, están el Borrego, el Pelos, el Robocop, el Saltarín, el Grillo, el Dormilón y el Bigotes.

Sabemos que los sobrenombres no son un hecho practicado exclusivamente en Tulancingo, en el Distrito Federal he escuchado algunos apodos maravillosos, como el Fritos, el Chachalaca, el Uyuyuy, y el Bacinicas En Veracruz la creatividad no se queda atrás, ahí están el Perra floja, el multiusado Negro, el Garrapata, el Chascuas, el Cona, y muchos, muchos otros más.  En fin, cada quien puede sacar sus conclusiones, lo que es real es que cuando visiten Tulancingo, deben pensar dos veces antes de subirse a un taxi que es manejado por el "Matalocas". 

Por otro lado querido lector, seguro tu sabes muchos otros apodos que nos podías compartir.