Pueblos del camino. Emiliano Zapata, Veracruz

Aarón Velázquez Álvarado  y Alejandro Durán Ortega

Los caminos del municipio de Emiliano Zapata Veracruz están llenos de historia y tradición. Sin los caminos no existen andares, y viceversa. El camino está relacionado no sólo de manera metafórica con el caminar, sino que ha sido desde siempre una necesidad apremiante en el desarrollo de cualquier sociedad. Una de las principales preocupaciones de toda cultura es poseer adecuadas vías de comunicación.
Autobús antiguo que viajaba en la ruta México Veracruz,
Expuesto en la Central de Autobuses del DF. (TAPO)
Así pues, muchas de las viejas comunidades del actual municipio de Emiliano Zapata se formaron en y por el camino. El camino México – Veracruz fue sin lugar a duda una de las principales preocupaciones de los gobernantes de las diferentes épocas. En estos caminos se decidieron cosas trascendentales para México, y muchos de los pueblos del municipio nacieron y crecieron al amparo del camino.
Para la época prehispánica Melgarejo Vivanco señala que,

“Los indígenas tenían dos caminos para unir el Valle de Perote, […]  y la costa del Golfo de México; el normal de suaves ascenso y descenso por la cañada de Actopan a Tlacolulan y la Vigas, y el emergente, para evitar los ríos crecidos en época de lluvia (cuatro meses), partiendo de Rinconada, Plan del Río. Corral Falso, Xalapa, Acajete, Las Vigas; en la Colonia, éste resultó el utilizado por los españoles; los indígenas continuaron usando el de la cañada”[1]

Ya en la colonia “las ventas” necesarias para los arrieros que recorrían dichos caminos fueron el antecedente inmediato de muchos de los pueblos de hoy en el camino México Veracruz y por supuesto del actual municipio de Emiliano Zapata. Por ejemplo Blázquez menciona que:

“Con la apertura de caminos y con las exigencias del flujo mercantil que imponían las mercaderías llegadas de España, la práctica de la arriería tomó impulso. […] Hombres de a caballo y de a pie, con sombreros de ala ancha, cotones de cuero, calzones de gamuza y zapatos de baqueta, dejaron su huella en los caminos que recorrían. Y con ellos se incrementó el número de ventas, mesones viejas hosterías.
Algunos de estos establecimientos se hicieron famosos […] Otras más fueron construidas a la vera de los caminos que subían a la tierra del Altiplano. Así se hablaba  de las ventas de Cruz Blanca, Las Vigas, La Hoya, el Soldado, la de Román, la del Montañes, la de Sedeño, la del Lencero, Cerro Gordo, Plan del Río y Rinconada.[2]

En el caso del Lencero, por ejemplo se tiene noticias por parte de uno de los más importantes cronistas de la Conquista, Bernal Díaz del Castillo, quien señala:

“Y con cuatro hombres de la Villa, vinieron tres de la mar, que todos fueron siete, venía por capitán de ellos un soldado que se decía Lencero, cuya fue la venta que ahora se dice de Lencero; […]”[3]
Fotografía: Itzel Durán Araujo
Hacienda del Lencero

El propio cronista vuelve a señalar la pertenencia de la Venta al soldado de sobrenombre Lencero en el capítulo 205 de su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España”, y el cual hace referencia a la lista de soldados y capitanes que pasaron de Cuba a la Nueva España con Hernán Cortés.

Para la época de la guerra de independencia toda la región se volvió central, muchas de los combates de desarrollaron en este territorio y durante el siglo XIX, la batalla de Cerro Gordo es el referente obligado. En el siglo XIX el ferrocarril ingresa a la región y hasta la fecha el municipio de Emiliano Zapata sigue siendo punto de referencia entre el camino de México – Veracruz.
Palo Gacho, Mpo. Emiliano Zapata
Fotografía: Jacqueline Araujo Echevarria
En la actualidad la gente de Emiliano Zapata sigue siendo acogedora con el huésped, como en el siglo XVI, sigue recibiendo a las caminantes de otros lares. Ahora no sólo reciben a los que van de paso, sino que son anfitriones de mucha gente que encuentra en sus fiestas y tradiciones un lugar privilegiado para percibir aromas y sabores, los ojos del visitante se llenan de colores en el contexto de las diferentes festividades del municipio. 
También sus relatos ancestrales invitan a la reflexión y a la revaloración de nuestras raíces.



[1] José Luis Melgarejo Vivanco, El Códice Actopan. p. 15
[2] Carmen Blázquez Domínguez, Breve historia de Veracruz. pp. 59-60
[3] Bernal Díaz del Castillo, Historia Verdadera de la conquista de la Nueva España. pp. 263

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