Territorios atractivos. Sobre la lucha que se avecina.
Quinientos años son nada en el espectro de la Historia, inclusive si nos referimos exclusivamente a la historia humana y no a la Gran Historia de Fred Spier. En todo caso, cuando a uno le da por leer las noticias actuales, tal parece que desde hace 500 años, no ha cambiado mucho el modus operandi de los dueños del poder. Si uno refiere a las preocupaciones de aquellos dueños de la recién invadida América, allá por el siglo XVI, (europeos, en aquel momento españoles), se dará cuenta que dichas preocupaciones se centran en el deseo de conocer gentes y territorios americanos en aras de un mejor control político y sobre todo un afán de extraer riqueza, cuestión que ha dejado sumamente clara Eduardo Galeano, en su clásico texto, el cual podríamos resumir diciendo que la riqueza de unos se basa en la miseria de otros. Por supuesto, nosotros siempre hemos sido “los otros”.
En aquel tiempo, se creó la
figura del “visitador”, personaje que recorría los territorios dando cuenta de
número de gentes, pueblos, y principales productos y riquezas encontradas. Estos
personajes siguen existiendo modernizados. Quinientos años después, ingenieros, antropólogos,
sociólogos, y otros especialistas realizan “ingeniería del conflicto”. Nuestros
actuales “visitadores” informan sobre el número de gentes, las posturas políticas
de los pobladores, y siguen analizando las posibilidades de explotación de los
territorios. Como en la colonia, los metales americanos les siguen atrayendo a los
dueños del “desarrollo”
El desarrollo, para los capitalistas tiene que ver con la explotación de minerales, plantaciones forestales exclusivas para la generación de capital, depósitos naturales de gas, etc. Ese desarrollo, no nos toma en cuenta. Los gobiernos de México anteriores, se encargaron de concesionar más de la mitad del territorio mexicano a mineras, sobre todo extranjeras. Y las empresas, que ya están entre nosotros, nos ofrecen elevar nuestro “nivel de vida”, con “mucha generación de empleo”, “muchos beneficios para las comunidades” y “mucho respeto al medio ambiente”.
Dos estrategias sabidas entre
muchas otras, la primera, ofrecer prebendas, “no haces nada y ganas mucho”; “ustedes
no invierten nada”. Se les olvida que las comunidades ponen lo más importante:
el territorio. La segunda, beneficios concretos muy vistosos, “píntales una escuela, el salón
de actos”, “cambiales los focos” Como si el estado deplorable de muchas de
nuestras escuelas no fuera responsabilidad del gobierno.
Lo más indignante de todo el
asunto es, que al proponernos elevar nuestro nivel de vida, parten de la idea
de que nuestro vivir, no es decoroso si no viene acompañado de autos de lujo,
casas de 20 habitaciones y ropa de marca. Ello no saben que el decoro se centra en el respeto a la vida.
Así pues, nuestros territorios siguen
siendo atractivos, atractivos por ser susceptibles de lo extractivo. El
elefante se ha echado a andar, veremos cómo resulta.
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