Sobre las angustias del confinamiento. La televisión y los libros.
Cada cuando, revive en mí, el recuerdo de la discusión que mantenía hace años con mi hermano, sobre el papel de Televisa en la sociedad mexicana y, lamento mucho pensar que dicho papel también lo ejerció de forma eficaz en Latinoamérica.
Dicha discusión partía del hecho
evidente de que la mediocridad de la programación de Televisa era el resultado
del exiguo objetivo planteado por la empresa de generar “entretenimiento” a la
población y con ello ganar dinero. Seguía a este planteamiento la discusión
sobre la naturaleza de la intencionalidad de llevar a cabo dicho objetivo. La hipótesis
“a” la podríamos reducir a una frase simplista, pero no por ello menos macabra.
A los dueños de televisa les interesaba sólo “dar entretenimiento”, porque consideraba
que un pueblo dañado, vencido, cansado empobrecido, lo que menos quería era
pensar en sus problemas y por ello de un manera altruista o hasta inocente se
dedicaba y dedica a “apendejar” a la gente. La hipótesis “b" retoma el primer elemento
sobre el pueblo dañado etc., pero, con la intencionalidad consciente y perversa
de ejercer dominación social.
El caso es que dichas hipótesis quedan
en este momento de lado, debido al hecho de que el confinamiento derivado de la
pandemia ha afectado la psique humana. En las grandes ciudades, donde gran
número de población, sólo posee en el mejor de los casos, una casa de interés social
parecida a un palomar y en el peor, en un sólo cuarto viven más de cinco personas; los fenómenos de estrés
y ansiedad se han generalizado.
En este contexto, no sólo la televisión sino ahora el internet tendría que jugar un factor importante en la disminución de esos fenómenos, sin embargo, no es así. Contrario a lo anterior la gente que tiene la costumbre de leer ha presentado en este contexto una mejor manera de enfrentar el encierro. Dicha afirmación está basada en una pequeña encuesta que he realizado, entre amigos del Facebook. ¿Por qué? ¿Por qué, alguien que lee ve el encierro como una oportunidad de entretenimiento, incluso de desarrollo personal y alguien que no lee, a pesar de que tiene a mano las redes sociales y la televisión, presenta ansiedad y estrés?
Las respuestas a las preguntas
anteriores necesitan investigación y comprobación, pero a pesar de ello
adelanto una hipótesis, el que lee realiza un ejercicio de pensamiento,
reflexivo, y en ese sentido, si le creemos a Descartes, “pienso, luego existo”
entonces el lector ejerce un acto humano, el más importante, el de libertad, es
libre, existe, simplemente… es, vive. Aquel, que se acostumbró a fijar la
mirada en un imagen sin reflexionar, sospecho que desde hace rato está muerto.
Alejandro Durán Ortega
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