Sobre los decires y los haceres. La Guía Ética, para la transformación de México.

 Se acaba de presentar la “Guía ética para la transformación de México”. Es este,  un documento que se puede interpretar como el intento de la 4T por contribuir a la apertura del debate sobre las actitudes enraizadas en un neoliberalismo rampante que nos aqueja desde hace décadas. Neoliberalismo que impuso el “éxito” como modelo sublime. En ese sentido, el éxito personal (sobre todas las cosas, económico) se enraíza  en una competencia tenaz que no contempla sentimientos de benevolencia, justicia o inclusión a los sectores marginados y estigmatizados. Para muestra un botón, a Yalitza Aparicio, mujer indígena de ascendencia mixteca se la ha negado el derecho hasta del triunfo artístico por miembros de su propio, gremio, políticamente correctos algunos la aceptan, viscerales otros, la denuestan, aunque haya alcanzado los parámetros que el mismo sistema ha impuesto: éxito económico, reconocimiento internacional, etc.

(https://economia.nexos.com.mx/?p=2134)


La Guía Ética tiene un antecedente lejano en la Cartilla Moral escrita por Alfonso Reyes en la década de los cuarenta del siglo pasado y vuelta a poner de moda por AMLO, con su reedición hace dos años. Alfonso Reyes, (desde, mi punto de vista el más grande literato de este país), partió de otro contexto histórico y, mucho de lo expuesto en dicha Cartilla ya no obedece a lo que el país demanda ahora. La propia gente ligada a la 4T, así lo reconoció, tanto, que el Dr. Enrique Dussel impartió el curso, “Hacia una nueva cartilla ético – política” dentro de la Escuela Nacional de Formación Política, (en el cual, por cierto, tengo un avance del 74%) Dicho curso es de un valía tremenda (Dussel es garantía de ello), pero llama más la atención que la Guía Ética, hay sido propuesta y trabajada, a través de 50 foros de reflexión, y que hayan participado en éstos, organizaciones civiles, instituciones de educación superior e incluso iglesias.

(https://www.jornada.com.mx/2020/11/27/opinion/002a1edi?partner=rss)


La pregunta que queda pendiente, es, más allá del intento de poner en la mesa de debate a la ética, como eje de transformación, ¿será esta la vía adecuada, en un país donde pocos leen, y menos escriben? La Guía no pretende ser impuesta, nos queda claro, pero ¿y la participación colectiva en este debate estará asegurada? En fin, que por lo mientras, hinquemos el diente a esta nueva Guía, y esperemos no nos empachemos.

 

Alejandro Durán Ortega

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