La Ilíada no es para lectores. Apuntes Literarios Parte II
Sobre Homero, la Ilíada y la Odisea.
La Ilíada no es para lectores.
Como Jack el destripador, vámonos
por partes. En principio, la Ilíada, a la que muchos de nosotros nos obligaron a
leer en la secundaria, (sino es que antes), no es un texto que
fuera pensado para la lectura solitaria, sino más bien tanto la Ilíada, como la
Odisea, pertenecen a una tradición de la cual Homero se nutrió: la de los
bardos.
Un bardo se dedicaba a recitar hechos heroicos, por lo tanto la Ilíada fue compuesta por Homero no para lectores, sino para oyentes. Podemos decir entonces que la Ilíada pertenece también a la antigua práctica de la tradición oral. Y por supuesto, que esto la une a muchas otras culturas donde la oralidad es el mecanismo fundamental para transmitir historias.
Siempre he pensado que la
historia oral se creó junto con el uso del fuego. En esas fogatas hechas dentro
de cuevas que servían de refugio, donde los humanos primitivos llegaban en
busca de alivio, de descanso; ahí, junto a la hoguera, al niño se le ocurrió
preguntar ¿de dónde venimos?, y ahí; se volteaba a ver al anciano que era el
que más memoria tenía. Ahí, surgió el gusto por la palabra, ahí; el anciano con
voz solemne contaba cómo llegaron a aquellas cuevas, cómo fue aquella memorable
cacería, cómo enfrentaron y derrotaron a otra banda. Ahí, en la hoguera, se creó
el hogar y ahí, la palabra, generó historia e identidad.
Identidad, identidad es lo que ofrece la Ilíada, imagine usted que este texto es una epopeya. Una epopeya es una composición literaria que habla sobre héroes, regularmente esos héroes, en esas epopeyas, ayudaron a fundar naciones, pueblos y realizan grandes hazañas y esas grandes hazañas narradas por un buen relator deben ser una maravilla para el que escucha, pero sobre todo si el que escucha desciende, real o simbólicamente de esos héroes, se sentirá representado y parte de esa historia.
Es
necesario señalar que Homero no conoció a esos héroes de los que escribe en la Ilíada,
porque habla de héroes lejanos recordados precisamente en la tradición oral. En
ella se narran hechos antiguos que se pierden en el mito y la historia. Son
gigantes, héroes de otras épocas, capaces de hacer cosas que ya en el contexto de
Homero eran lejanos e imposibles. Son aquellos héroes, capaces de llegar a la
muerte, a cambio de la gloria. Por ejemplo, Áyax uno de esos héroes hablaba de
la siguiente manera:
“Sed hombres, amigos, y avergonzaos de huir, afrontad el combate. Más fácil es a los valientes quedar salvos que muertos, mientras los cobardes ni se salvan ni consiguen gloria.”
Existen otras epopeyas muy famosas, por ejemplo la muy antigua de Gilgamesh, o la de los hermanos Ixbalanqué y Hunahpú y podría decir que cada sociedad, cada pueblo incluso, tiene las suyas; pequeñas, si ustedes quieren, pero cada lugar tiene sus héroes cuyas hazañas son transmitidas vía oral. La Ilíada narra el asedio de
Troya, guerra que dura una década, y que, precisamente todo ese vericueto
comienza porque a un tal Alejandro París le da por llevarse a la cama a una
esposa que no era la suya. Esta mujer llamada Helena, huye con el tal París a
Troya, y dejan con un palmo de narices a Menelao que era el legítimo esposo. El
buen Menelao que era rey de Esparta, en lugar de haber tomado un té de pasiflora
y conseguirse otra mujer o de plano hacer votos de castidad le dio por querer
vengarse de París, así que se convocó a todos los jefes aqueos (que así se
llamaban los griegos entonces) y tramaron la manera de cobrar venganza. En
aquella reunión, se decidió que Agamenón que era hermano de Menelao fuera el
comandante en jefe, contra los troyanos. En todo caso, es por el tal Menelao que
los griegos enfadados corren a destruir Troya, cosa que les llevó como ya
dijimos, más o menos diez años. Todo lo relatado no aparece en la Ilíada, pero
lo sabemos por otras fuentes, puesto que la Ilíada sólo recoge el asedio de
Troya durante el último año de esta guerra.
Sin embargo, en la Ilíada tenemos
un héroe principal, todo el texto, dice Bowra, trata sobre la cólera de Aquiles, del enojo,
pues, de Aquiles. Y bueno, ésta, mis queridos amigos, será una historia que
retomaremos la siguiente semana En todo caso, la próxima vez que lean la Ilíada, háganlo en voz alta, narrando los combates, describiendo la sangre, sufriendo las derrotas y gozando las victorias. Obliguen a sus sobrinos, hijos, novias, novios, amantes o si de plano, no posee a nadie de los anteriores, sienten a sus perros o gatos a escucharlos, porque la Ilíada, es para oyentes.
Alejandro Durán Ortega
que bonita manera de recomendar la lectura y crear amor por ella.
ResponderEliminarMuchas gracias, Rey, te espero en Radio Huaya todos los viernes en punto de la 8:30 de la noche, Un abrazo fraterno.
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