Sobre el apoyo económico al arte y la cultura.

 Hay una clara confusión en algunos personajes, que pensé había sido superada, se trata de la pretendida superioridad de las Bellas Artes, como único espectro de comprensión y valoración de lo que es “la cultura”. Existen, lo sabemos bien, múltiples definiciones del concepto “cultura”; desde el “todo complejo” de Tylor hasta “la red de símbolos” de Geertz. Sin embargo, la cultura en el recorrido apuntado es el que obedece a la antropología y temo que no obedece en esencia a las concepciones no especializadas del término, fuera de esa disciplina científica, que por otro lado ha pretendido ser la autorizada para decidir lo que es la cultura, cosa que creo no ha logrado del todo.  


El término se ha popularizado de tal manera, que desde hace décadas se habla de cultura empresarial, cultura obrera, cultura religiosa, etc. No es esa la cuestión que quiero plantear acá, pero tendríamos que preguntarnos si la palabra no ha terminado por vaciarse. Lo que acá propongo es una reflexión sobre la famosa división entre alta cultura y cultura popular. Cuestión que desde cierta óptica se suponía superada, cosa que desde mi parecer no es así. Esto dos conceptos, dicen más del que los usa, que de los propios fenómenos que pretenden definir. Podríamos olvidarnos del asunto y pretender que se trata de una discusión bizantina, tonta, vacía. Sin embargo, cuando un país como México, define en su presupuesto un recorte o un apoyo al área de “cultura”, ¿Qué deberíamos entender? Cuando se decide que algunos creadores culturales merecen y otros no, ¿en razón de que criterios, se sustenta esa decisión? ¿Quiénes son los especialistas que definen esto?

Hay una idea estandarizada, que viene de lejos y que según la época va siendo matizada, envuelta, aderezada, pero sospecho que el núcleo duro sigue siendo el mismo. El binomio creado es el siguiente: alta cultura, ligada al grupo de poder económico, estéticamente superior, digna de apoyo y trascendencia, por otro lado, la cultura popular ligada a expresiones de las clases subalternas, medianamente aceptable (para el primer grupo) si se adapta en cierta medida a los criterios, estéticos de la primera y estéticamente inferior. Ya se ha dicho de manera clara, occidente tiene arte, los pueblos tenemos artesanía. Por ello, en ese campo de acción social, o campo social diría Bordieu, existe una lucha simbólica; se trata de una lucha no por el arte, sino por la supervivencia de cierto grupo enfrentado al otro. De ello deriva, que a ciertos sectores les moleste tanto la cultura popular, aunque con el paso del tiempo pudieran abrevar en ella para buscar “inspiración” y claro hacerlo “culturalmente superior”.

El arte, desde mi punto de vista, ha sido creado por los humanos, como una parte esencial de su ser. De ahí deriva que ciertas obras se vuelvan, inmortales. No cuestiono la validez, la necesidad, la trascendencia de las Bellas Artes, lo que es criticable es usar un criterio clasista para definir que lo hecho por otros no tiene validez alguna, o sólo posee un mérito mínimo y debido a ello, no vale la pena ser apoyado económicamente. La cultura es patrimonio de todos, pero al parecer, los apoyos para hacerla, no lo son.

Alejandro Durán Ortega

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