Sobre los contenidos educativos en el contexto de la Pandemia
Al parecer nada se ha vuelto más necesario en el ámbito de la educación formal, como el internet y las diversas plataformas que ofrecen remediar el alejamiento físico del maestro con el estudiante. Mal y de malas para realizar esta actividad acá en la Sierra y en todas nuestras sierras.
Por supuesto, es encomiable todo esfuerzo
en este sentido, sin embargo, quisiera poner a consideración un hecho que
podría abrir ámbitos positivos insospechados en la educación en este contexto
pandémico. La cuestión es partir de la diferencia entre educación formal y llamémosle,
educación solidaria. La primera te plantea un formato de educación donde todo
niño(a) o joven debe aprender… “lo que debe aprender”, es decir contenidos
formulados por especialistas en sus áreas respectivas y que fueron pensados
desde el ámbito académico formal; mientras tanto el contexto comunitario donde
los estudiantes se desarrollan, es decir donde viven el día a día existen elementos
al interior que posibilitan o frenan el aprendizaje (pobreza, violencia, etc.) ofrecido
en los contenidos oficiales. Sin embargo, muchas veces el estudiante se adapta,
aprende y funciona mejor en el contexto en el que vive que en el escolar,
sencillamente, porque ese contexto es el habitual.
El contexto nacional actual es el
de la pandemia, dicha epidemia ha generado que los especialistas en salud formulen
el “quedarse en casa” como principal metodología para frenar el virus. Este
hecho presupone que el principal contexto físico de la educación ha sido
cancelado. Han sido suprimidas entonces las posibilidades de contacto físico
entre estudiantes y éstos con sus profesores, el pizarrón ya no está al frente,
la explicación oportuna ha desaparecido, la atención personalizada con la
mirada de frente no se da más, en concreto, el espacio educativo ha
desaparecido.
El espacio es importante, porque
en él junto con el tiempo, se mueve el humano, por ello, sería necesario
plantearse otros contenidos, que respondan a ese nuevo contexto. En el contexto
anterior el estudiante y el profesor están en una burbuja, dedicada
exclusivamente a la educación formal, en este nuevo contexto, la burbuja
reventó; la madre o el padre gritando, la abuela barriendo o bailando, el perro
jugando o ladrando, el bebé llorando y miles de etc. se imponen.
Toda, o casi toda la educación
formal, se planteó desde un escritorio pensando en un contexto de escuela, enmarcado
en un edificio escolar con todo lo que implica; ahora, sólo tenemos la casa y
la comunidad. Debido a que tienes un nuevo contexto, ¿no sería viable,
plantearse un nuevo contenido educativo? En el temblor del ochenta y tantos en
la ciudad de México, muchos perdimos casi un año de clases porque nuestra
escuela se vino abajo o se dañó, no aprendimos fórmulas matemáticas, ni muchas
fechas importantes, pero aprendimos otras cosas, cosas, como solidaridad y cómo
funciona el humano cuando otros humanos están en riesgo, cómo construir desde
cero y muchas otras cosas más. Eso queridos amigos y amigas nos lo enseñó la
crisis por la que pasamos.
Alejandro Durán Ortega
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